Revista Talentos
Suena el despertador innecesariamente. Llevo toda la noche sin pegar ojo, pensando de nuevo en lo mismo que, con mucha frecuencia, me desvela. Me levanto y, resignada, me aseo sin poder dejar de darle vueltas a la cabeza. Ahora llega el momento de afrontar la inevitable decisión: ¿qué me pongo?