Con buenos ojos, el día no alcanza para distinguir todo lo que se hace presente para encontrarle el ribete, la situación que nos haga salir del letargo y aprovechar lo que se nos muestra para ser consecuentes con nuestro deseo.
Estar despierto, que le dicen.
La queja, el rezongo, el enfrentamiento, siempre son recursos más a mano que darle curso a lo que verdaderamente deberíamos. Aparte, creerse afuera y observador del proceso natural de crecimiento es otro artilugio muy disponible para aquellos que prefieren sentarse a discutir y criticar al que hace.
Aceptar los tiempos y procesos, animarse a distinguirlos, corregir sin darse con un látigo, son acciones más propias del que desea ver más Verdad que del que opta por resguardarse, por temor a que le quiten quién sabe qué y, sobre todo, por qué miedo tan acunado que no lo deja ver el bosque que delante de sus ojos se regala, para que él tan sólo crea que es algo amenazador.
Las distancias son cada vez más sorteables, son lo que nos queramos imaginar, y las instancias cada vez más disfrutables, digeribles y asimilables. Permití que entren en vos. Y así se desintegrará el enojo, la ira, el sinsentido del hablar mal del otro, para darle paso a lo que sientas y quieras expresar. Cada cual tiene lo suyo, es personal, más solo dando lugar a lo que querés podrás encontrar, encontrarte.
Y ahí, sólo ahí, podrás ver eso de que la vida es oportunidad, constante, y que logramos distinguir y hacer uso de lo que alcanzamos a percibir, peor hay tanto más que, entiendo, apabulla y por momentos da ganas de guardarse. Ok, un rato, pero después salí a captar mundo. Es increíble lo que hay.