Hace un mes compré la aplicación más cara y chula que viene para el Ipad de organización personal. Se llama… ¿cómo se llamaba? un momento que voy a recordar… Omnifocus creo, sí, eso. Aprendí a usarla y me puse a probarla para organizar mi vida personal; para las tareas de trabajo uso un sistema de diarios productivos y kanban del que ya os he hablado en alguna ocasión y que saldrá detallado en Productividad para Mentes Inquietas, o PMInq, cuando la gente de Ediciones Mestas me lo terminen de pulir.
Uno de mis objetivos era hacerle una reseñita aquí en un post breve. Nada más porque es una aplicación muy conocida que tiene reseñas por todas partes. Y es buena, no tan difícil de pillar como dicen si tienes clara la teoría de GTD y productividades varias en general. Peros… ningunos, la aplicación está muy bien, lo único que pasa es que no tengo costumbre (hábito) de trabajar con ella.
Lo que ha pasado es que no he ido consultándola como debiera, lo confieso, ni tampoco anotando en ella todo lo que tenía que hacer, solo lo “importante”.
Oye, Miguel, ¿y por qué no la usas como debe ser y te dejas de tonterías?
Porque caí en la cuenta de mi error de raiz
Usaba la aplicación como muleta
Pese a todos mis estudios, incluso tras todo lo leído y practicado sigo siendo una “mente inquieta” que le gustaría hacer mil cosas a la vez, aún sabiendo, después de tantos intentos que es una trampa. Por eso compré mi primer PDA allá en los lejanos 90. Y como muleta funcionaba bastante bien, la verdad, me permitió sobrevivir en los tribunales.
Pero la productividad es algo mejor que no meter la pata.
Y hay algo mejor que las muletas, ser capaz de correr por tí mismo. El truco está en una tecnología de la organización: los hábitos.
Si lo único que tienes es un cuaderno pero tienes la costumbre de consultarlo siempre y anotar todo lo que tienes que hacer, ese cuaderno es más poderoso que todos los ipads del mundo, y lo que venga en el futuro salvo prueba fehaciente en contrario.
Mirad es como esto de adelgazar, puedes intentar comprarte el chisme adelgaza-mucho o salir a correr todos los días. Supongamos que el adelgaza-mucho funciona bien –que es mucho suponer– pero no funcionará si no lo usas. Correr o, mi ejercicio favorito, el bodyweight funciona perfectamente si lo haces regularmente. Y eso es un hábito.
Aquí la tecnología sofisticada resulta, para el usuario normal, y lo normal es que seas un usuario normal, como el chiste del billete de cinco
> Con este vale y cinco monedas de uno te damos un billete de cinco
Hábito Power
Si tienes el hábito casi seguro que un simple cuaderno o un editor de texto plano te baste y sobre. Si no tienes el hábito de poco te servirán las aplicaciones porque llegará un momento que ignorarás hasta el recordatorio más pesado, o dejarás al chisme sin batería o al revés, vivas pegado a él como el naúfrago a la balsa, sin atreverte a soltarlo.
Por eso he desinstalado omnifocus de mi ipad y lo he sustituido por mi propio sistema, que me basta y sobra, porque este sí, por necesidades del trabajo se me ha convertido en un hábito. También tiene la ventaja del sistema PMInq –autobombo y platillo– que es un sistema en perpetúa evolución, adaptable siempre a mis necesidades, vía kaizen y a que la herramienta es tan moldeable como el agua.
¿Más? Pues leed mi libro cuando salgo (bueno, o volved por aquí que seguro que se me escapa algo)
Foto CC –by Team Traveller
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