Elizabeth Woodville o Wydeville marcó su huella en la historia por haber sido testigo en los enfrentamientos de la Guerra de las Dos Rosas, esposa de Eduardo IV y madre de los príncipes Eduardo y Ricardo, que desaparecieron misteriosamente en la Torre de Londres.
Elizabeth nació alrededor de 1437 en Granfton Regis, Northamptonshire, era hija de Richard Woodville, primer conde Rivers y Jacquetta de Luxemburgo, quién con anterioridad se había casado con John de Lancaster, duque de Bedford. Por parte de madre era descendiente lejana del rey Juan “sin tierra” de Inglaterra.
Con apenas ocho años, en 1445, fue enviada a la corte para ser dama de la reina Margarita de Anjou, consorte de Enrique VI. Dicen que era la más bella de las cortesanas y sus buenos modales eran alabados por toda la nobleza. Sobre el año 1452, se casó con Sir John Grey de Grosby, un valiente y rico caballero que murió en combate en la Segunda Batalla de St Albans en 1460, luchando por la causa de los Lancaster. Tuvo dos hijos de su primer matrimonio: Thomas (futuro Marqués de Dorset) y Richard.
Con el apoyo del Richard Neville, conde de Warwick, Eduardo de York derrotó a los seguidores de los Lancaster en una serie de enfrentamientos. Mientras Enrique VI y su esposa Margarita de Anjou estaban combatiendo en el norte, Warwick sitió Londres e hizo que nombraran rey a Eduardo en 1461. Para entonces, la joven viuda Elizabeth debía luchar por la herencia de sus vástagos que les fue arrebatada por la caída en desgracia de su marido. Ella permaneció de luto por un tiempo y viviendo en malas condiciones en Grafton los primeros años del reinado de Eduardo IV.
Un cierto día, llegó a sus oídos que el joven rey estaba cazando en las proximidades del castillo de su madre, en Graftons. Elizabeth esperó para verlo bajo un árbol conocido en las tradiciones de Northamptonshire, como “El Roble de la Reina”, sujetaba en ambas manos sus dos niños huérfanos de padre; y cuando Eduardo, que ya la había conocido en la corte inglesa, se paró a escuchar sus súplicas, ella se tiró a su piés, rogando que devolvieran los bienes confiscados a sus hijos. Su mirada cabizbaja y su profunda tristeza, que a pesar del sufrimiento mantenía intacta su belleza, no solo ganó su causa, sino también el corazón del monarca.
El rey Eduardo IV era alto, fuerte, guapo, afable, generoso, popular y tales cualidades no eran indiferentes a Elizabeth. El monarca no dudó en proponerle que fuera su amante, pero ella defendiendo su honor se rehusó tajantemente. A igual que Ana Bolena, sólo aceptaría algo legal y digno: el matrimonio. Tal rechazo solo hizo que incrementar el amor que sentía hacía ella, y finalmente, el 01 de mayo de 1464, la pareja contrajo matrimonio en secreto. Ser viuda con dos hijos y cinco años mayor que él no fue en absoluto un impedimento para el soberano. La boda no fue hecha publica durante meses, y mientras tanto el conde Warwick continuaba presionando a Eduardo para que desposara una princesa francesa.
La madre del rey cuando se enteró de lo ocurrido no pudo disimular su enfado ante semejante afrenta, no le hacía ninguna gracia ceder su puesto de reina a la hija de un simple caballero.El día de San Miguel Árcangel, el 29 de septiembre de 1464, Eduardo declaro ante todos que Elizabeth Woodville era su legítima esposa en la abadía del palacio de Reading.
Bibliografía:
http://es.wikipedia.org/wiki/Isabel_Woodville
http://es.wikipedia.org/wiki/Eduardo_IV_de_Inglaterra
http://en.wikipedia.org/wiki/Elizabeth_Woodville
http://www.luminarium.org/encyclopedia/woodville.htm
http://www.r3.org/basics/basic7.html