Ella tiene una sonrisa distinta,
Pues cuando la muestra
Parece que lanza flores a la mañana
Con un tirachinas de picardía.
De mirada desordenada,
Sencilla y blanca,
Inunda todo lo que toca de brisa fresca,
Y los días inacabados y grises
Se transforman en pinceladas de rosas,
lilas y malvas cuando ella canta.
No sé a qué huele mas lo adivino
Como si la tuviera tan cerca, tan cerca,
Que pudiera tocarla.
Aun con la punta de mis dedos
Pagaría por su terciopelo,
Pagaría todo lo que soy
Mas seguro que ella solo me pide un poquito
o casi nada.
Me mirará sincera, lo presiento,
y parará el tiempo,
Se guardará el reloj sin manecillas
en un bolsillo de su vaquero
y dilatará el día con un roce de su pelo
como por descuido y un tanto coqueto.
Acudirán a mi mente
los momentos vividos,
casi sin quererlo.
Eso creo,
Eso pienso
Que pasará, eso...
Describirla quiero ahora que la siento dentro de mi cabeza,
Describirla quiero sin que se me escape
Un solo detalle, ahora que puedo.
Ella es una mujer pequeña y grande,
Blanca, bermellón, azul añil,
gris plomizo, verde y plata.
Ella es niña y mujer,
Es todo y es nada.
Es un día y otro y otro más,
Es noche también,
Es alba.
Pienso que no lo sabe,
Que nunca quiso saber quién es,
Que siempre se vio distinta,
Distorsionada su imagen
En el espejo del tedio y del hastio
Y sin embargo ella es,
es mujer que hace que un día se recuerde,
Es sorpresa, es lluvia sin paraguas.
No tiene miedo a mojarse
Pues ya se mojó mucho de lágrimas.
En realidad no teme a nada
Esta mujer blanca.
Solo a ella misma y a no ser nada.
Pero hoy descubrirá,
Recogiendo las hojas caídas de su jardín,
Barriendo sola su casa,
Pintando estrellas imaginarias
En una pared inmaculada,
Planchando ropa blanca que huele a niño,
Que es una persona extraordinaria.
Y si no lo sabe,
Yo se lo diré,
Con tiempo y ganas.