Las historias con la tesis de posgrado pueden ser más o menos como las historias de amor. A veces, te das cuenta de que la cosa no funciona, hay que renunciar con dignidad, y "dejar ir". Muchas personas alrededor diremos que tú puedes, que persistas, que vale la pena, que ya has invertido mucho y que la recompensa está a la vuelta de la esquina (que sí existe la recompensa). Pero tú sabes que no solamente no funciona, sino que no te interesa hacer lo que es necesario para que funcione. En ese caso, ¿para qué continuar con el "pendiente" en el pizarrón de corcho? ¿Cuál es el sentido de la ansiedad y la culpa, cada vez que recuerdas lo atrasada que estás?
Yo conozco a una mujer capaz, que tenía un gran tema entre manos, que estaba bien formada e informada, y que tenía buenas ideas de las que iba a salir una buena tesis. Pero con los meses de no terminar, llegaron los años, y con los años, los recordatorios de fechas límite por parte de la administración de la universidad, el cambio de intereses, el absurdo en la relación con la asesora. Y abandonó. Un desperdicio, mirando hacia atrás; pero también una decisión valiente, mirando hacia adelante. A veces, pasa. Mejor no hacernos tontos ni locos.
Silvia Parque