Revista Diario
Ella ya no está verde, ni está madura, está como un tomate para ensalada, pintón, a dos colores, medio verde, medio roja. La ambivalencia la domina, no sabe si quiere sentirse joven o vieja, usada o nueva…seminueva o de segunda mano…
Está en esa edad indefinida en la cual aún tiene esperanzas pero sabe que va tarde para muchas cosas. Se le fue el tren, pero quizás aún puede coger el tranvía, que si es como el de Sevilla, seguro que llega a tiempo.
Ella perdió mucho de sí, con los años. Se sentó en los bancos equivocados, en sillas rotas, en los bordes de los caminos, para no cansarse… supongo. Sin embargo, nunca debía haberse detenido. Ha perdido la costumbre de andar, ni sola ni con compañía. Se arrastra de un lado para otro cargando con el más grande de los pesos, uno que ella misma se ha impuesto. Se siente como un mueble viejo, abandonado al lado de un contenedor de basura. Esos que sólo algunas personas se molestan en recuperar y devolverles la belleza y la utilidad.
Ella, vino de un lugar donde las esperanzas se abortan, no las dejan nacer por si acaso se rebelan. Ella, vino de un lugar donde los ojos tienen también fronteras, el mar lo rodea todo, el mar lo aleja todo, se lo traga todo.
Ella vino de un lugar donde las risas se escuchan aún hasta en los peores momentos. El poco humor que queda, los salva de “muerte inevitable por tristeza”. Ella vino de un lugar donde la música se apodera de los cuerpos y no pueden dejar de bailar aunque se hunda el suelo. Ella vino de un lugar donde los coches, las casas, los rincones, vivieron sus mejores momentos hace ya mucho tiempo. Está todo olvidado, como lo están, las tumbas en los cementerios. Ella vino de un lugar donde los bancos de las avenidas son oficinas para mujeres con muchos y buscados talentos. Ella vino de un lugar que contiene, demasiados recuerdos, demasiados miedos, demasiados ruegos.
Cierra los ojos, lentamente, sin prisas, como lo hacen todo en su tierra. Imagina la que sería su vida si aún estuviese en ella. Y no lo consigue, no puede ni siquiera imaginarlo. La vida allí, también está pasando por sus peores momentos. La vida allí, se escapa, siempre que puede y se tira al mar, en busca de sus sueños. Y la vida, muere más de una vez, en ese intento.