Pasó adelante del polvo que levantaban sus sandalias
llegaba solo a ella, sin nada, sin nadie
llegaba después del después
llegaba convencido por la nada
con la enjundia propia de no saber
con las manos desnudas de milagros
con el cuerpo temblando agarrado a su piel
llegaba con su alma en una lágrima
llegaba de ilusiones abiertas y de sueños también
se prometió ser el final de su final
y la glorieta que cubriera su lluvia
se prometió abrazarla cuando tuviera miedo
y no tener miedo en el abrazo
nadie le iluminó el camino a sus ojos
ni le dibujó un mapa de sus labios
pero ahí estaba ella,
con la vida en los pechos y de brazos abiertos.