Revista Literatura

Ella y él

Publicado el 14 noviembre 2011 por Garlakat @garlakat
   Me bajo del taxi una cuadra antes dellegar al lugar de la cita para poder tomar fuerzas debido a la emoción quesignifica verla de nuevo y saber que no la he perdido. La caminata por esacalle se me torna infinita, ¡apresuro y freno!, apresuro y freno los pies... Nosé si es la ansiedad, la felicidad o el caballero elegante que camina delantede mí con su larga gabardina gris, su bastón de empuñadura dorada y la pipaocre que lleva encendida. La humareda que ella desprende me sirve de guía y nome molesta en lo absoluto, ese aroma de tabaco es mi preferido. El caballero seha volteado para echarme la vista encima porque soy el único que pasea detrásde él; intuyo su incomodidad, ¡tanto es!, que apresura su andar para dejarme ala zaga y el trazado sendero de humo se aleja, ¡pero no le doy el gusto!Redoblo el paso para seguir de cerca las huellas de esa emanación que me hacesentir vivo y entrego un lamento febril..., pues estoy a tres metros del bardonde tengo la ansiada cita, y renuncio a mi perseguido con su cachimba y elhumo.Entro alestablecimiento y busco a la persona con quien está mi chica bella. Me sientoen la barra y un compañero de trabajo me saluda de forma cordial, me entrega elpaquete que contiene una cajita de madera, saco el receptáculo del envoltorio y,por unos segundos, contemplo extasiado tal tesoro, la abro y pongo su contenidoen la palma de mi mano. No me canso de apreciar su boquilla, su tubo, sucazoleta y esa figura encantadora. Mientras le coloco picadura en la cazoleta,dispongo encenderla y aspirar su orgásmico humo para así festejar la emoción deno haberla extraviado. ¡Cuánto se desperdicia de su aroma!, su niebla estáexpuesta a la caprichosa ventilación del pálido recinto. Es un placer sentirlas buenas vibraciones al saborear un exquisito tabaco… efecto profundo y casisolemne. Me relamo con los vastos sentidos del cuerpo: la vista, el tacto, elgusto, hasta escucho el zumbar de esa emanación… Se entrega sin condicionespara su fumada, la degustaré hasta que se extinga en mis manos. Una vezcumplida su misión, mi amigo muy sonriente se despide diciéndome: “¡eres unempedernido!”. 
 Selección de cuentos: "Paredes Contiguas".
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Publicado en Revista Literaria DeGlozel y Letras Macondo

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