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Ella y la otra...

Publicado el 18 octubre 2010 por Mafaldasexi

Ella y la otra...

Ser una mujer territorial puede provocar guerras incomprensibles. Aislarse en su caso tiene una finalidad: evitar chismes en ambiente hostil. Le incomoda andar llevando y trayendo información. Su personalidad es solitaria, nunca le gustó el protagonismo ni la popularidad. Conoció compañeras que sufrían mucho cuando se percibían amenazadas por otras populistas o protagonistas. Salían pelos y uñas volando durante los agarrones. No le había tocado protagonizar una guerra laboral donde el enojo de una parte lleva escondida una razón patética.

Ella es una isla, la otra un bullicio. En todo este tiempo ella no se preocupó, ni le interesó la necesidad de la otra de ser vista. Ella brilla a su manera y sin pitos ni serpentinas de por medio, eso lo sabe desde siempre. Tienen una afinidad (el laburo), no más.

La otra piensa que la gente está al pendiente de lo que hace. Su "perfección" es más bien preocupación de ser criticada y eso la angustia de sobremanera. Cada cosa que dice y hace tiene una finalidad: agradar y recibir aplausos, si no sucede...¡sufre!

Ella piensa: ¡Qué inseguridad! La toleró por mucho tiempo. Ella también tiene defectos y muchos por cierto. Por momentos la otra raya en lo superficial. Incluso a ella le divierte la inmadurez de la otra.

Ella se enteró que la otra, indaga cómo la definen -a ella- otros: Es "ligth", dicen. Entonces, ella cree que la autoestima de la otra depende de andar preguntando, ya que no le encuentra sentido a ese tipo de cuestionamientos.

A ella el protagonismo de la otra le resulta risorio y por momentos incómodo. La otra a su protagonismo le dice "responsabilidad". La otra es capaz de hundir a ella por una dosis de vanidad o de salirse con la suya. "Antes muerta que perder una batalla verbal", piensa la otra.

La tolerancia de ella terminó cuando la otra intentó curar el no respeto que le manifiestan en otros lugares y muchas personas, a costa de humillarla.

Lo bueno de esto es que ella descubrió que es imitable, envidiable. Por momentos su personalidad silenciosa, de manera secundaria, muestra la falsedad humana de otros.

"¡Lástima!", piensa ella, " la otra nunca aprenderá el significado de amistad, por eso está sola, sin amigas". Ella, continuará observándola en su necesidad de ser aceptada.


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