Podrían apagarse la luna y las estrellas, o derrumbarse el mundo. Ya nada importaba, porque al fin la estaba besando.
En el silencio de la noche, las miradas congelan las sonrisas, los susurros aceleran los latidos y las caricias detienen el tiempo. Quiso decir algo, pero resbaló en sus ojos.
Podrían apagarse la luna y las estrellas, o derrumbarse el mundo. Ya nada importaba, porque al fin la estaba besando.
Podrían apagarse la luna y las estrellas, o derrumbarse el mundo. Ya nada importaba, porque al fin la estaba besando.