Emilio salgari: un tigre para sí mismo

Publicado el 30 enero 2014 por Anabel

Durante todo este tiempo he estado vueltas a que escritor suicida debería traer al blog  y el nombre de Alejandra Pizarnik  venía una y otra vez a mi mente. Pero de repente me dí en las narices con las notas de suicidio de Emilio Salgari y me puse a indagar. El escritor italiano, no dejó una, sino tres  notas de suicidio diferentes: para su familia; para los directores de periódicos de Turín (que supongo darían traslado a sus seguidores)  y para sus editores.  Mis reservas sobre dedicar otra entrada a un escritor que se suicida (en lugar de a una mujer) se disiparon con la lectura de las misivas, porque cada una tiene un contenido muy diferente.
A los directores de los periódicos les mandó esta:

     “Vencido por todo tipo de desgracias, reducido a miseria a pesar del enorme trabajo, con mi mujer loca en el hospital, a la que no puedo pagar sus gastos, me quito la vida. Tengo muchos admiradores en Europa y América. Les pido señores directores, que abran una suscripción para sacar de la miseria a mis cuatro hijos y pagar los gastos de mi mujer mientras esté en el hospital. Debería haber tenido otra situación y suerte, debido a mi nombre. Estoy seguro que ustedes, señores directores, ayudarán a mis desgraciados hijos y a mi mujer. Con las gracias más sentidas, me despido
A sus hijos, esta otra:
          “Queridos hijos: Soy un vencido. La locura de vuestra madre me ha partido el corazón y todas mis fuerzas. Yo espero que los millones de mis admiradores, a los que durante años he distraído e instruido, os saldrán al encuentro. Os dejo sólo 150 liras, más un crédito de 600 liras, que recogeréis de la señora Nusshaumar. Os dejo la dirección. Que me entierren como pobre, ya que estoy arruinado. Manteneos buenos y honestos y pensad, en cuanto podáis, en ayudar a vuestra madre. Os besa a todos, con el corazón sangrando, vuestro desgraciado padre”.

Y a sus editores, la más dura de las tres.

     “A vosotros, que os habéis enriquecido con mi sudor manteniéndome a mí y a mi familia en una continua semi-miseria o algo peor, pido sólo que, en compensación de las ganancias que os he proporcionado, paguéis los gastos de mi entierro. Os saludo rompiendo la pluma


Después de leerlas creí que Salgari podía ser como Mark Twain. escritor (en cierto sentido) estafado por sus editores (alguno se está muriendo de risa y diciendo ¿y quién no?). Después de ahondar un poco más me dí cuenta de que, aunque es más que factible que fuera explotado, él también había contribuido a su miseria económica, según los que glosan su figura. Nacido en Verona, Emilio Salgari era un gran impostor, un impostor de sí mismo. A pesar de que se presentaba como un capitán y marino experimentado sus experiencias marinas no pasaban de unos estudios realizados en Venecia, que no llegaron a culminar con el ansiado título de capitán. Sin embargo, él se sentía como tal y construyó su vida sobre un título que jamás tuvo: vestía como un marino retirado, retaba a los que decían que no era capitán... Ahora me da remordimientos de conciencia y creo que tal vez me esté excediendo a la hora de calificarlo como impostor, como mitómano. Tal vez lo que sucedía era que su creación sobrepasaba los libros y se hizo fuerte en su vida, se apoderó de su mente. 

Ida Peruzzi, esposa de Salgari


Casado con la actriz Ida Peruzzi, tuvieron cuatro hijos. Hay algo que me ha molestado mucho en la forma que se trata a la esposa de Salgari y es que en algunos textos, se la califica como ninfómana. No importa que él le hubiera pegado la sífilis y que fuera un mujeriego, ella es ninfómana. Me da la sensación de que cuando, por el motivo que sea, se quiere descalificar a una mujer se la llama ninfómana y santas pascuas. No entiendo como se usa ese calificativo con tanta alegría y desprecio para referirse a las mujeres. Todo el sexo que tiene que ver con los hombres resulta para algunos respetable, salvo que fueran homosexuales, entonces no, sin son gays que caiga todo el peso del mundo sobre ellos. Me fastidia mucho porque el sexo de esos señores sifilíticos, salidos, obsesos, pero muy heterosexuales, siempre tenía que ver con una señora, denominada sin pudor alguno ninfómana. 
No quiero desviarme de mi objetivo, que es hablar de Emilio Salgari. Cuando se suicidó se encontraba sumido en una época muy complicada. Su esposa había sido internada en un manicomio y los cientos de libros que había escrito a lo largo de su vida, no le reportaban los beneficios que necesitaba (a pesar de ser un líder en ventas de novelas juveniles, alguna de sus obras vendieron más de 100.000 ejemplares).
Puso fin a su vida cuando tenía 47 años, años antes se había suicidado su padre y años después lo harían dos de sus hijos (Romeo y Omar). El hecho de escribir tres notas de suicidio, me lleva a pensar que la decisión debió ser muy sopesada, que su desesperación era muy mascada e interiorizada, de esas que pasan a formar parte de uno mismo, después de todo no era su primera tentativa de suicidio (un par de años antes lo había intentado). El método que empleó fue el famoso harakiri , Su cadáver fue descubierto por una campesina, que cruzaba el bosque y encontró un hombre con la garganta y el estómago destrozados. "La mayoría de los jóvenes te llorarán con vivo e sincero dolor" dice la noticia de 29 de abril de 1911 en la Vanguardia. Y así murió el falso capitán, que era más capitán que los que a diario dirigen barcos, el lobo de mar que apenas navegó pero que  creó una historia tras de otra y recorrió el mundo en su imaginación. Salgari fue un mitómano que consiguió engañar a propios y extraños porque (a quién le va a importar lo que yo diga) Emilio Salgari era "el capitán" y como tal fue considerado  por muchos de sus coetáneos. 

Vienen a mi  memoria las tardes de los fines de semana, en los años setenta, cuando veía aquella serie mítica: "Sandokan" que forma parte de mi infancia, como Mazinger Z, Heidi, Marco, Pippi "Calzaslargas". El Tigre de Malasia se colaba por la televisión y también en aquellos libros de Brugera, dirigidos al público infantil y juvenil. Aún recuerdo los ojazos del actor que lo interpretaba, Kabir Bedi . Y vosotros ¿recordáis a Sandokan?, ¿sois más del Corsario Negro?, ¿echáis de menos aquellas ediciones de Bruguera?