Revista Diario

Emma y su jaula de cristal

Publicado el 14 septiembre 2025 por Sassenach13
Sigo el blog de Ginebra desde hace un tiempo. En cuanto me adentré tras sus puertas, el reloj se detuvo y supe que aquel sitio me gustaba. La sutileza y la belleza evocadora de las imágenes que plagan sus entradas o la sidebar de su sitio me conquistaron.

Y hoy, por fin, me quito la espinita y participo en su reto mensual.Para esta edición nos invita a escoger una de las ilustraciones que nos propone de Jenny Liz Rome y nos pide que dediquemos nuestros escritos a la fantasía.

Yo he decidido usar como punto de partida esta ilustración de la autora que se titula Miss Emma and her bunny.*
Miss Emma and her bunny. Ilustración de Jenny Liz Rome

Emma y su jaula de cristal

Emma era a la vez belleza salvaje, descaro y bondad. Su rostro plagado de pecas era el origen de mil y una travesuras que se reflejaban en sus rodillas y manos magulladas tras trepar a los árboles, jugar con espadas de madera, usar su tirachinas o nadar en el río hasta que salía amoratada y tiritando del agua.

Decían que tenía un don para curar a todo tipo de animales malheridos. Perros, gatos, ardillas, liebres, pájaros carpinteros, y gorriones, entre otros muchos, fueron sus pacientes y amigos durante años.

Pero ella también creció, dejando atrás su infancia. Aquella niña indomable que siempre tenía la sonrisa en la boca, dejó de ser la mocosa que correteaba libre y asilvestrada por montes y pastos, y se convirtió en pasión y lujuria para las miradas depredadoras de quien no sabe dominar sus bajos instintos.

Y sus padres la casaron a la fuerza. 

Ese mismo día, a sus veintiún años, el fuego de su pelo rizado y cobrizo se extinguió y sus ojos verdes se tornaron casi grises, como si estuvieran enturbiados por el barro. Emma no volvió a ser la misma.

Desde los grandes ventanales de aquella enorme ciudad, se pasaba las horas muerta en vida, mirando el paisaje de cemento que tanto odiaba. En su fuero interno aún soñaba con ser dueña de su destino y viajar por el mundo. Sueños intactos de niña en un cuerpo de mujer nacido por y para el pecado de un marido que saciaba en ella cada uno de sus fracasos como empresario. 

Y mientras tanto, ella se marchitaba en su particular jaula de cristal. ¿De qué servían las joyas, los vestidos caros si no podía salir de casa sin el permiso de su esposo ni volver a su pueblo al otro lado del mundo? 

Aquella combinación no podía traer nada bueno. Ella cada vez menos Emma y su marido cada vez más enfurecido y frustrado por su propia incapacidad empresarial la convirtieron en un guiñapo: mujer florero para eventos y juguete sexual por las noches.

Hasta que el pintor francés Jean Louis Roux** la conoció en una de esas fiestas insulsas a las que Emma era arrastrada por su marido, y se empeñó en retratarla.

Solo el artista supo ver a la Emma de verdad. La que se escondía tras el lujo del maquillaje y la ropa. Solo él descubrió el soplo de esperanza vibrar en los ojos de la mujer cuando la llevó a su casa en la campiña francesa.

Allí, en medio del campo, ella posó durante horas y se llenó de la luz natural que tanto había echado de menos. A cambio, él adornó aquel retrato con sendos cardenales alrededor de los ojos que le contemplaban desde el lienzo, porque supo indagar en la fragilidad de su musa y comprendió que esa tristeza no podía ser fingida. 

Decidió titular el cuadro, Fantasía, pero nunca se atrevió a hacérselo llegar a Thomas, el marido de su retratada.

Varias décadas después el cuadro se vendió en una subasta por una auténtica fortuna. El representante de Jean Louis, ya fallecido, legó en su nombre, el dinero recaudado de esa obra a su legítima dueña. Y con ello Emma por fin pudo comprar su libertad. 

Hoy a sus más de sesenta años vive feliz y sobre todo a salvo, en su pequeño pueblo de Castilla, acompañada de su hija, yerno y nietos.

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*Por eso he decidido llamar Emma a la protagonista de mi historia.** Las siglas del nombre del pintor de mi relato coinciden con los de la verdadera autora de la ilustración en que me he basado para escribir mi historia: Jenny Liz Rome / Jean Louis Roux.
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Hace años, cuando escribía, casi con la misma rapidez con que llegaba el aire a mis pulmones, te invitaba a que paseases también por este rincón. Pero, por un tiempo, las letras me abandonaron y me refugié en el scrap, la bisutería , el mix-media y la costura a máquina.
Producto de esa etapa nació: www.fabricadeartesania.com
Afortunadamente, las letras regresan de vez en cuando a mi vida. Y no pienso renunciar a ellas, si puedo evitarlo.


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Tus comentarios siempre son bienvenidos. Nos leemos. 😀Te lo contó Rebeca.

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