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Empezar el año con un buen ejercicio de liderazgo

Publicado el 08 enero 2013 por Alberto Barbero @albarbero
Empezar el año con un buen ejercicio de liderazgo

Enero suele ser el mes en el que -al menos teóricamente- arrancan los procesos de gestión del desempeño. Este es el momento de clarificar objetivos individuales y de equipo y de poner el foco en el “por-venir”. Los documentos oficiales hablan de los beneficios de este ejercicio pero la realidad más habitual es que estas reuniones no se hacen o que se maltratan.

Lo que te propongo es que -más allá de las retóricas- utilices el potencial efecto psicológico de este momento para influir en positivo en cada uno de tus colaboradores. Puedes generar así una dinámica más motivadora y productiva para el resto del año. Ya que quizás no puedas incidir directamente en otros aspectos que tienen más que ver con el devenir de la situación económica mundial al menos puedes incidir en otros que sí dependen de tí. Si quieres construir autonomía, responsabilidad y compromiso hay algunas formas concretas que te voy a sugerir para que puedas chequear tus propias prácticas o iniciar un proceso que puede resultarte valioso.

FUNDAMENTOS
Podría estar bien hablar más de un “despacho directivo” que de una reunión de gestión del desempeño. Las palabras son importantes y denotan jerarquía o no. Un “despacho directivo” no es una reunión entre jefe y subordinado sino entre un líder responsable y otro líder colaborador. En fin, cuestión de creer en el liderazgo distribuido o no.

Si esto es así yo empezaría por invitar individualmente a un “espacio personalizado de comunicación de calidad”, “para alinearnos mejor”, “para anticiparnos a las dificultades”, “para ir construyendo juntos”, “para mejorar cada cual en nuestra gestión y ayudar al otro”.

También propondría método:

  • Varias reuniones como ésta a lo largo del año (comunicamos importancia y coherencia)
  • La primera reunión solo es un esquema de partida que iremos mejorando a través de nuestros propios descubrimientos (comunicamos apertura e invitamos a participar).

Y cuidaría muy bien el entorno de estas reuniones asegurándome de que no hubiera interrupciones, dándoles un tiempo suficiente (al menos 1 hora) y llevando el “orden del día” pero poniendo simultáneamente todo el foco de atención en el otro (preguntando, escuchando, reconociendo sus avances, etc.).

ESTRUCTURA BÁSICA DEL “DESPACHO”

  1. La primera vez -y cuando sea necesario- es importante clarificar el objetivo y el método del “despacho”: qué beneficios puede tener para nosotros (ver arriba en “fundamentos”).
  2. Comenzar por enfocarse en “retos” en vez de hacerlo sobre “problemas” (lo primero ayuda a pensar en términos creativos y de colaboración, lo segundo focaliza la atención solo sobre las dificultades): “¿Cuáles son tus principales retos este año/ trimestre?”, “¿quieres que revisemos la planificación?”, “¿en qué te puedo ayudar?”… “por mi parte, necesito que consideres…”.
  3. Compartir observaciones concretas de reconocimiento y, en su caso, “feedback correctivo”.
  4. Si quieres ser recíproco y hacer un buen ejercicio de comunicación deberías quizás compartir con cada colaborador tus retos principales y pedirle ayuda para cosas concretas.
  5. Pedir feedback preguntando, por ejemplo, “¿En qué te he ayudado?”, “¿Qué has echado en falta?”, “¿Y como equipo?”. Si quieres trabajar más a fondo la motivación y el conocimiento de tus colaboradores puedes probar las 5 preguntas que todo directivo debería hacer a su gente.

Ahora solo falta que la reunión no quede reducida a una esperanzadora conversación. Para ello, me permito también sugerirte el uso de un acta 2.0 para, que desde la simplicidad, seamos capaces de concretar compromisos y hacerles un seguimiento eficaz.

¡Suerte!


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