Revista Diario

Empleada ejemplar

Publicado el 22 enero 2015 por Melodie88 @LaraCroftSpain
Empleada ejemplarHoy ha sido mi último día de trabajo. Tras seis meses de ensueño compaginando dos puestos laborales totalmente dispares, jardinera y dependienta, he de decir adiós. 
Mi etapa como pluriempleada ha finalizado injustamente. No han sabido valorarme como trabajadora en ninguna de las dos empresas, y ellos saben que soy la empleada perfecta, quizás la más disciplinada; puntual, simpática, con buena presencia, con saber estar, rápida, meticulosa, buena compañera, independiente, participativa y un sin fin de calificativos positivos que iban dirigidos hacia mi persona. No daban crédito a mi capacidad de levantarme a las siete de la mañana para trabajar como jardinera y llegar a casa a las once de la noche después de estar toda la tarde cargando ropa sobre mis hombros por toda la amplia tienda. Estaban orgullosos de tener una empleada como yo, o eso me decían. Los elogios me llovían en ambos empleos, tanto me llovían que acabé empapándome de la buena sensación que me transmitían mis jefes y compañeros, creí que el contrato indefinido sería para mí. Craso error. Al final resulté ser un número más; con mucho esfuerzo pero sin enchufe, y con implicación pero sin llegar a lamer culos no se alcanza el éxito. No puedo ocultar mi decepción. Di el doscientos por cien de mí mientras otros compañeros no daban ni el cincuenta por ciento. He tenido que ver cómo se escaqueaban mientras yo me comía todo el trabajo sin quejarme. He trabajado con gripe. He trabajado con lumbalgia. He trabajado con fiebre. He trabajado bajo el intenso sol de agosto. He trabajado bajo la lluvia. He trabajado siempre con ganas. Otros, que sólo tenían un trabajo, deseaban terminar su contrato. Algunos dependientes trataban mal a los clientes y ponían cara de asco. Algunos jardineros se emborrachaban y fumaban mientras se reían de mí por ser la única que se tomaba en serio su trabajo. Y por si esto fuera poco, a mí me acaba el contrato y a ellos los hacen fijos. Lo admito, estoy muy enfadada. 
A pesar de este varapalo que me ha dado la vida continúo viendo el vaso medio lleno. Me voy de ambos trabajos muy orgullosa de mi persona. Me voy con la cabeza bien alta y con la satisfacción de que todo lo he hecho realmente bien. Me he demostrado a mí misma que no necesito de la ayuda de nadie para alcanzar mis metas, he descubierto en mí una capacidad de superación que creía perdida. Mi propia familia estaba convencida de que no podría con los dos empleos, me decían que dejara uno de ellos, que dejara escapar una oportunidad. Sin embargo, fueron sus palabras de desánimo las que me motivaron para seguir adelante y lograr mi objetivo; quería demostrarles que se equivocaban. Les he demostrado que valgo más de lo que piensan.
Sigo opinando que todo pasa por algo. Lo sé. Estas empresas no estaban a mi altura. No soy yo quien pierde dos trabajos, son ellas las que pierden a una empleada ejemplar. Gracias a ellas hoy cuento con un currículum más amplio y variado, y lo que es mejor, he quedado libre para encontrar mi verdadero lugar en el mundo laboral. No he nacido para ser una más, he nacido para triunfar, y quizás ahora sea mi momento.
Hoy me acostaré con la sensación de haber perdido algo, pero siempre hay un mañana, eso es lo que importa.

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