Ella era preciosa. Le gustaba caminar sobre las hojas secas que el otoño dejaba a su paso. Le gustaba pasear bajo la lluvia. Era una chica culta; leía, escribía a veces, conocía muchas cosas. De vez en cuando cantaba, y se sonrojaba cuando la sorprendía imitando a una cantante en su habitación, frente al espejo. Amaba sus enojos, tenía una manera bonita de odiarme. Siempre se le pasaba cuando la abrazaba y jugaba con ella como si fuésemos niños. Esa manera suya de mirarse al espejo y quererse la hacía aún más atractiva. No era de tantas altanerías, tenía un estilo simple para vestirse. Y eso me gustó también de ella. Era preciosa, no sólo físicamente; eran tantas cosas suyas las que me volvían loco: Su sonrisa, sus ojos, aquella tez singular, aquellos lunares que nunca terminé de contar., su manera de comportarse :Decente frente a los demás , y como una niña conmigo, amaba la idea de que fuera conmigo quien de verdad era , una chica con miedos , sueños , tantas cosas bonitas por ofrecer al mundo.
Amaba las tardes de invierno a su lado , cuando la lluvia nos encontraba abrazados y sonreía, Cuando la soledad llegaba tarde, y al mirarla , se iba a destrozar vidas a otra parte. Me tomo tiempo aceptar que los sueños pudieran llegar a realizarse. Aquel tiempo con ella , aunque corto , fue hermoso, único y se convirtió en irreemplazable.
Heber Snc Nur
Publicado por: gogolEtiquetas: Historias cortas, Palabras de amor