Ayer arrancó la campaña.
Cuando todo el mundo está
sobresaturado de discursos, mensajes, lemas, y hagstag políticos, de nuevos los
españoles nos vemos obligados a ir a las urnas para, previsiblemente, que todo
siga igual. Ya lo dijo el CIS, aunque miedito meten los nuevos enamorados Pablo
y Alberto.
Aunque también es verdad que
toda encuesta tiene un estado de incertidumbre. Pero es evidente que esta
pareja de tortolitos tiene los días contados. Pasemos las hojas del calendario,
y me los cuenten. Los dos rabiosamente inexpertos en las artes políticas aunque
sí, y mucho, en las técnicas de los egos.
Y en este primer arranque,
ayer Antena 3 se estrenó con el primer debate en femenino. Me da que fue una
apuesta personal de Gloria Lomana. Fuera como fuese, el estreno de Cuatro chicas buenas estuvo
aceptablemente bien. Y digo esto, porque las cuatro iban de ángeles inocentes,
si no fuera porque una perdió el timón y puso en su brete a su partido, cuando
se equivocó y afirmó que su partido maltrata a la judicatura, y otra se puso
tensa y nerviosa cuando le preguntaron por un tema de financiación de terceros
países. Sin duda, hubo una que estuvo brillante, atizó por doquier, a un lado y
a otro, sin inmutarse, y llamando a las cosas por su nombre. Y la cuarta, como
dicen en Aragón, «joven y plantá» pero se nota que de puertas adentro de su
partido les prohíben levantar la voz. Así no, Mariano. Dentro de los partidos
políticos, la gente tiene derecho a discrepar. Eso es positivo para el
colectivo y, por consiguiente, para el país.
Pero también es que cierto
faltó concretar mucho, y llegar al meollo de lo que realmente preocupa al
ciudadano de a pie, aquello que el ciudadano necesita que desde Moncloa de una
puñetera vez se haga y se tenga en cuenta por él.
Quedan quince días de cientos
de aperitivos como éste por delante. Y el día 26 todo el mundo a las urnas. De
lo contrario, que nadie se queje. Como diría Jordi Cruz, hay quejas a
cascoporro… Eso sí, sin Natalia. ¿qué será del chef en adelante?