Estoy escribiendo una historia, una especie de novela no-novela que tiene justamente este aspecto. Se le ve todo: los obreros orinan en los suelos de cemento, ha habido ya dos o tres accidentes mortales por no respetar las medidas de seguridad, el presupuesto se ha desfasado un montón de veces, he tenido que sobornar a unos cuantos funcionarios y el arquitecto dice que lo que se está construyendo no tiene nada que ver con lo que él diseñó, que los materiales son una mierda y que la altura de las ventanas no es la que estipuló. Además, no hemos cumplido ni un solo plazo. Pero, a pesar de todo, parece que la obra avanza, ya apunta maneras, empieza a coger cuerpo.
O eso creo.
La foto la hice en Manhattan hace menos de un año, cerca del puente de Brooklyn.