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En el nombre del hijo

Publicado el 18 mayo 2016 por Perropuka

En el nombre del hijo

Grave que el primer hombre del país haya sido engatusado por una muchacha. Y todos contentos.

Mejor no mencionar siquiera el nombre del hijo del presidente, que si no el Ministerio Público nos podría mandar a la chirola como les sucedió el día de ayer a la “tía espiritual” y al abogado principal de la dama Zapata que, como recordarán, en un chasquear de dedos pasó de saborear las mieles del poder al rigor de una fría celda paceña. Dentro de un nuevo capítulo de la telenovela plurinacional que tiene en ascuas a todo el país, la trama volvió a dar un giro inesperado al conocerse el fallo judicial de una juez que dictaminó la inexistencia física –sabe Dios por qué medios- del hijo que tuvo Evo Morales (confirmado por él mismo, en una entrevista de televisión) con una desconocida, por entonces, admiradora de sus juventudes masistas. A consecuencia de la resolución judicial, la Fiscalía General ordenó sendos mandamientos de aprehensión contra los tres abogados de la defensa además de la señora Pilar Guzmán, confidente y único apoyo moral de la detenida, por haber incurrido en aparente delito de Trata y Tráfico de Personas, al querer engañar a los jueces y demás repartidores de justicia con la presentación física de un niño extraño (posible nieto de la señora Guzmán, según acusaciones) y hasta fotografías de infantes distintos para probar el desarrollo cronológico del vástago. Y cualquiera se pregunta si los abogados serán tan brutos como para prestarse al juego de su defendida sabiendo que incursionarían en delitos, amén de la participación cómplice de la señora Guzmán manipulando a alguno de sus nietos. ¿Habrá niño -que por razones de libreto debería tener entre 8 o 9 años-, capaz de aprenderse el papel y actuar como un auténtico profesional? Toda la tramoya suena tan retorcida y ridícula que resulta inverosímil en el terreno de la vida real. ¿Y qué me dicen de la insistencia de la acusada asegurando que su hijo vive y que será dado a conocer en medios internacionales? ¿Por qué espera tanto? ¿El encierro le habrá trastornado el raciocinio o sigue a rajatabla las instrucciones de un guion maestro?Resulta atrozmente increíble que en nombre de una criatura del que solo se conoce su certificado de nacimiento (aunque circulan un par de fotografías no confirmadas en internet) se monte un circo de proporciones bíblicas, donde se cruzan acusaciones de todo tipo y se involucra a menores y otros familiares sin mayor escrúpulo que el seguir enlodando el asunto. Si en su momento (allá por febrero), ministros y diputados salieron a rasgarse las vestiduras a cuenta del Jefazo y a acusar a la oposición de provocar daño moral y psicológico al retoño, que hicieron extensible incluso al mismo presidente por meterse con su sagrada familia, a título de querer destruir el Proceso de Cambio y atentar a la dignidad del amado líder; hoy resulta de sobra ridículo que el Gobierno insista en la figura del niño como cauce de investigación. Lamentable y repulsiva la actuación del poder judicial que, lejos de investigar el meollo del asunto –la irregular adjudicación a empresas chinas de millonarios contratos con el Estado- destina recursos y personal a estudiar asuntos de alcoba con sus bochornosos vericuetos, buscando chivos expiatorios de poca monta y soslayando a los pesos pesados que sonríen desde palacio y encima ponen cara de víctimas. Incluso el periodista que destapó el escándalo, sorprendentemente cambió de parecer y se sumó a la teoría oficial de que “engañaron al señor presidente” (la chica Zapata y sus cómplices),  aunque sigue sosteniendo (quizás para disimular) que el caso de tráfico de influencias no ha desaparecido, brillante deducción que se le hubiera ocurrido a cualquier ciudadano informado. Porque a nadie se le pasa por la cabeza que, por pura casualidad, la joven Zapata, sin tener estudios ni dotes empresariales haya tenido un rol importante en jugosos contratos que sobrepasan los 500 millones de dólares y que, a consecuencia de estas fabulosas representaciones, haya empezado a llevar un lujoso tren de vida.

Y siguiendo con la Gran Mentira, tal cual bautizaron al rollo del “hijo inexistente” y demás implicancias políticas, cabe preguntarse cómo un hombre adulto, que tiene además asesores y cuerpos de inteligencia a su servicio, se haya dejado engañar cándidamente por una chiquilla veinteañera, que no solo le hizo firmar como progenitor sino que también se las ingenió para obtener asistencia familiar, para una criatura que no existe o que nunca nació, según aseguran algunos investigadores más listos que Sherlock Holmes, amparados en que no hay libretas de notas escolares, ni fotos familiares, ni certificado de defunción ni otro documento que atestigüe su humana presencia. ¿A quién creerle? ¿Qué oscuros afanes se tejen entre bambalinas?

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