En el País de las Maravillas...
Publicado el 08 octubre 2011 por HouseLa semana acaba hirviendo, igual que comenzó. Éstees un País de las Maravillas. Un territorio en el que no pasa nada. Así nos va.No es normal que los directivos de las entidadesfinancieras cobren las ingentes sumas de dinero que cobran por jubilacionespactadas –o sin pactar-. Pero mucho más aberrante me parece que se chuleenanunciándolo cómo una gesta histórica y que nadie haga nada. O sea, que elBanco de España (que tiene la obligación de velar por la imagen de todas lasentidades financieras y cuidar que nadie se meta en lodozales) mire hacia otrolado, al igual que el Gobierno o la propia Xunta. No sirve de nada que Núñez Feijooanuncie que la Xunta ya ha tomado medidas, cuando realmente no fue así. Hay queser sincero, Presidente, igual que fuiste eficaz durante tu etapa al frente delextinguido INSALUD. Aquí aún hay que ser más transparente. Y cuando que tútutelas y tu discípulo mete la pata, además de reprimirle, tienes quecastigarle severamente para que no vuelva a caer en tentaciones similares. Perono es sensato autojustificarte y echar balones fuera. Eso hay dejarlo paraVilla, Messi o Iniesta. Parece ser que la sensación de indefinición y deoscurantismo llega, al igual que las borrascas, desde Galicia en dirección a latierra del Rey Pelayo. Esta semana casi mil familias se han puesto en pie deguerra en contra de otro señorito. Resulta muy fácil para cualquier políticoterminar con algo –o con alguien- que le intente meter el dedo en un ojo, o quefuncione, aunque él no tenga capacidad de controlarlo. Basta con denegar las subvenciones, y enaquellos casos que están concedidas, no abonarlas aludiendo escasez de recursos.Así actuó y me temó que le salga bien. Una cosa es que no se cree una televisión autonómicaporque no hay dinero y hay prioridades, como recursos sociales, sanidad, o educación, y otra muy distinta, que ladecapiten en base a una argumentación presuntuosa, irracional y sosa. Antes queahogarles económica y personalmente, deberían limpiarla. Es decir, eliminar aaquellos trabajadores que, haciendo un mal uso de su actividad, se dedican asaquear, humillar y despreciar a sus compañeros en un acoso y derribo,realmente indecente y amanerado. Pero afortunadamente, la vida no se queda con nada,y a cada uno le da su merecido. Le recompensa con la misma moneda con la que él(o ella), han pagado. Así, hoy, ¡por fin!, descorcho botellas y botellas desidra, porque la víctima de ayer hoy se ha convertido en verdugo de aquellos,pero en su forma de ser no entra la palabra ‘venganza’. Estoy seguro que ya hapasado página, y sólo tiene ojos para su futuro, prometedor y satisfactorio.Seguro que ya empezó a olvidar a esa legión de malnacidos que le intentaronamargar su existencia sin conseguirlo. Un conocido mío dice que no es necesariovengarte de nadie. Basta con sentarte, y esperar, para ver su cadáver pasar. Cierto.Estoy seguro que esta persona no tardará en ver pasar por delante de su casalos cadáveres de sus ex verdugos. Ese día yo también compartiré ese momento.Después lo celebraremos. Seguro. En el año 1989 la Fundación Príncipe de Asturiasconcedió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes al brasileño OscarNiemeyer. Él, en agradecimiento a este galardón, mandó construir en la ciudadde Avilés un centro de arte: el Centro Niemeyer, que se ha transformado enfundación. En él se han celebrado grandes conciertos y exposiciones de hondocalado cultural, pero ahora llega alguien que sabe mucho de arte –supongo-,pero nada de gestión cultural y destapa la caja de los truenos anunciando que elCentro Niemeyer tiene que desaparecer aludiendo paradójicas excusas económicas.La gente se ha revuelto como un animal herido, incluso desde Madrid se hanescuchado voces más que autorizadas que han invitado a ese alguien a enmendarsu arbitrariedad. Nadie sensato, dentro o fuera de la Costa Verde, ve con buenojos esta medida. Confío en que todo se quede en un bulo, aunque conociéndolosintuyo que no será así. A ver…Pero las tropelías no terminan aquí, Acomódense, quela película es larga. Hay mil formas de ahorrar en el gasto público, milmaneras de economizar. Pero no se economiza con medidas populistas y bananeras.El anuncio de que se va a ahorrar en coches oficiales y teléfonos móviles no esmás que una medida puramente electoralista y nauseabunda. Los forestales que serecorren nuestros montes de norte a sur, a partir de ahora harán el mismorecorrido andando. Cuando un médico de atención primaria esté de guardia yreciba un aviso de urgencia, llamará a radio taxi, para que un taxi le lleve adestino con el consiguiente retraso hasta que el taxi llegue a recoger algaleno. También nuestros forestales cuando se encuentren en pleno monte yobserven que se ha producido un incendio tendrán que regresar al casco urbanomás próximo en busca de una cabina de teléfonos. Y nuestras unidades desalvamento marítimo cuando atisben un peligro en alta mar tendrán que regresara puerto a pedir ayuda. Mientras tanto, otros seguirán utilizando sus vehículosoficiales para salir a cenar con la mujer, para ir de compras o para ir alcine. Y harán uso del teléfono móvil para mandar a su ciber querida un mensajeMMS o llamarán a su mujer para decirle que no preparé comida porque hoy comeráfuera de casa. Ver para creer. Al hilo,sin embargo, sí hay dinero para invitar a una correligionaria a tu ciudaddurante sus fiestas patronales, pero la invitación está hecha con el dinero detodos. No con el tuyo privado. Eso no es ético, y lo sabes. Pero sé que le daigual. Para organizar cualquier evento, por insignificanteque esa, hay que realizar una planificación previa, una hoja de ruta en las quese marquen los tiempos y las necesidades para llevar a buen puerto nuestroobjetivo. Si el evento es único en su género, y catapulta a una ciudad como capitalmundial en su género, aunque sólo sea por unos días, lo lógico es que estaplanificación se realice de forma paulatina a lo largo del año. No es de recibolo contrario. No es sensato actuar cómo se está actuando. Luego noslamentaremos, pero será tarde. Existen varias materias que deberían resultarintocables, gobernara quién gobernara, porque en ellas se cimentan las grandesestructuras de una sociedad: me refiero a la sanidad, la educación, laspolíticas sociales, o la justicia. No es de recibo que éstas convulsen alcompás de los vaivenes de los ciclos políticos. Ésta es una manera más queortodoxa de que una sociedad camine hacía el abismo, porque no se puede estarconstantemente modificando los pilares educativos, judiciales, sociales osanitarios. Eso sólo origina el caos y la confusión. Estas materias necesitanun Pacto de Estado, un consenso (que diría el malogrado Adolfo Súarez), que seproyectará por encima ideologías, en favor de los ciudadanos. Mientras esto no sehaga así, caminamos hacía la fosa. Lo peor de todos, es que nuestrasgeneraciones venideras no podrán escapara este cataclismo. Me refiero al problema existente en otro feudopopulista, en el que se están cargando la educación. Pero de eso hablaré en unfuturo muy próximo. Me lo recuerden.¿Me gustaría que alguien me explicara por qué el másnoble de los pulmones de esta ciudad puede estar infectado por el virus de lacorrupción? No lo entiendo. En política hay que saber perder honradamente yganar limpiamente –no con apoyos frágiles-. Es fundamental, por tanto, el hechode que cuando se llega a gobernar no es ético acabar con todo aquello que elgobierno saliente ejecutó. Esto es una venganza tan amanerada como pueril, tanburda como ordinaria. Lo que funciona hay que dejarlo; aquello que falla, hayque revisarlo. Lo que no funciona hay que ponerlo en marcha. No hay quecargarse absolutamente todo lo conseguido por los antecesores porque esapolítica, mezquina y repulsiva, no origina riqueza a un país. Sólo siembra laduda y la confusión entre los ciudadanos y un importante desorden social yeconómico. Pero, sin embargo, no resulta burdo ni ordinario invitar a losmedios de comunicación para que sean testigos de la bondad de un político durantesus horas de ocio, considerando que ciertos políticos tienen muy poco tiempolibre, al menos si se gobierna en condiciones. No basta con ser honrado, hayque demostrar esa honradez día a día. Y esto es una falla, una falla más queimportante, que empieza a respirarse con asiduidad. Podría contar muchas más arbitrariedades, pero novoy a perder más tiempo. Cierto es que se acerca el 20N, curiosamente el 20N.Ese día cada palo aguantará su vela. De nada servirán los mensajesgrandilocuentes ni las gestos épicas ni los actos multitudinarios parademostrar las bondades de unos y otros, y también sus malicias. Como dije enalguna ocasión en este mismo espacio, los ciudadanos tienen memoria y losescritores, la capacidad de narrarlo.