Revista Literatura

En homenaje a Ana María Matute

Publicado el 25 junio 2014 por Alberto7815

En homenaje a esta gran escritora que hoy ha fallecido, comparto el comienzo de uno de sus magistrales cuentos, tan llenos de ternura y emoción.Nos queda la magia de su literatura.
La rama secaAna María Matute
1Apenas tenía seis años y aún no la llevaban al campo. Era por el tiempo de la siega, con un calor grande, abrasador, sobre los senderos. La dejaban en casa, cerrada con llave, y le decían:-Que seas buena, que no alborotes: y si algo te pasara, asómate a la ventana y llama a doña Clementina.Ella decía que sí con la cabeza. Pero nunca le ocurría nada, y se pasaba el día sentada al borde de la ventana, jugando con "Pipa".Doña Clementina la veía desde el huertecillo. Sus casas estaban pegadas la una a la otra, aunque la de doña Clementina era mucho más grande, y tenía, además, un huerto con un peral y dos ciruelos. Al otro lado del muro se abría el ventanuco tras el cual la niña se sentaba siempre. A veces, doña Clementina levantaba los ojos de su costura y la miraba.-¿Qué haces, niña?La niña tenía la carita delgada, pálida, entre las flacas trenzas de un negro mate.-Juego con "Pipa" -decía.Doña Clementina seguía cosiendo y no volvía a pensar en la niña. Luego, poco a poco, fue escuchando aquel raro parloteo que le llegaba de lo alto, a través de las ramas del peral. En su ventana, la pequeña de los Mediavilla se pasaba el día hablando, al parecer, con alguien.-¿Con quién hablas, tú?-Con "Pipa".Doña Clementina, día a día, se llenó de una curiosidad leve, tierna, por la niña y por "Pipa". Doña Clementina estaba casada con don Leoncio, el médico. Don Leoncio era un hombre adusto y dado al vino, que se pasaba el día renegando de la aldea y de sus habitantes. No tenían hijos y doña Clementina estaba ya hecha a su soledad. En un principio, apenas pensaba en aquella criatura, también solitaria, que se sentaba al alféizar de la ventana. Por piedad la miraba de cuando en cuando y se aseguraba de que nada malo le ocurría. La mujer Mediavilla se lo pidió:-Doña Clementina, ya que usted cose en el huerto por las tardes, ¿querrá echar de cuando en cuando una mirada a la ventana, por si le pasara algo a la niña? Sabe usted, es aún pequeña para llevarla a los pagos...-Sí, mujer, nada me cuesta. Marcha sin cuidado.....
Si queréis saber cómo termina, pinchad en el siguiente enlace y lo sabréis.http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/matute/la_rama_seca.htm
Buena tarde de miércoles.

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