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En la doble condición de ser alimento y alimentado,
en la doble condición de estar atado
a ras de cielo
a tantos metros arañando el suelo.
En la doble condición del debe y el haber,
en la condición de ser del ser humano.
En la condición de tener el pulso clavado,
el pulso querido en el propio ser,
el ser de uno,
el mismo ser intercambiable.
En la condición de llegar, de quedarse, de marchar,
en la condición de ponerse el traje de abrazar
y la ceguera,
ornamentar el cuerpo, trabajar, ladrar.
En la doble condición de abrocharse y desabrocharse,
de tener almohadas, cicatrices, sucesivos nacimientos.
En la condición de ser sin huellas,
de ver espejos, hijos,
madres besando las mejillas.
En la condición de hilvanar la materia a la sombra,
prestar la palabra a la boca,
fingir.
En la condición de viajar hasta dentro,
creer, sufrir, esperar.
En la condición de la deuda,
de la respuesta, del límite,
de las afueras del tiempo, del tiempo.
En la condición de negar el orden, las fechas,
el desorden, las palabras que faltan.
En la condición de ser del ser humano.
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margin-left:1.6in;margin-bottom:.0001pt;text-indent:.0in;line-height:20.0pt;
mso-line-height-rule:exactly">Ilustración: Katsunori Hamanishi, Combination B, 1979