Hoy me toca contaros cómo era mi otra vida, antes de ser mamá y los errores que cometí. Y hago esto por la iniciativa que comenzó nuestra amiga Ana del blog “Creciendo con David”, que me encanta, y me parece muy interesante que las madres compartamos todos los errores que hemos cometido antes de ser mamá y como vemos la vida después pues, aunque digan eso de “mal de muchos consuelo de tontos” realmente ayuda saber que no somos las únicas que cometemos errores, que es algo normal de la naturaleza humana y que la maternidad hace milagros.
Ahora os hablaré de cómo era yo antes de ser mamá: Siempre he sido una persona bastante responsable, llevo con mi marido desde que éramos dos adolescentes de 17 años y desde entonces no nos hemos separado nunca, todo lo hemos hecho siempre juntos, hasta en lo profesional. Creo que este hecho me hizo ser más responsable y tranquila pues nunca necesité nada más que a mi pareja para ser feliz. Siempre quise ser madre y sabía que era lo que me faltaba para que mi vida fuera plena, y todo llega…
Pero siempre cometía un gran y enorme error y era el confiar en todo el mundo y encariñarme con todo aquel que un día me daba amistad. Este hecho me ha hecho sufrir enormemente durante años y aunque mi marido siempre me advertía yo nunca me daba cuenta de que la gente no es como queremos, son como son y tarde a temprano sale a la luz su verdadero ser. El año anterior a quedarme embarazada muchas personas pasaron por mi vida, unas pasaron sin más y otra se quedaron creándose así una amistad, o al menos así pensaba yo, nunca aprendía… La cosa es que yo me daba cuenta de que estaban sólo cuando necesitaban algo o desahogarse con algún, para ellos allí siempre estaba yo, pero yo siempre estaba sola y ninguno de ellos me apoyaba a mi cuando los necesité. Y así lo hicieron prácticamente todos, y a pesar de ello yo siempre estaba ahí, haciéndome daño a mi misma sin darme cuenta de que esas personas no estaban para mí.Hasta que unos meses después me quedé embarazada de Alejandro y entonces mi actitud comenzó a cambiar un poco aunque aún me costaba reconocer que esa gente a la que yo quería no me quería a mí. Me planteé seriamente la situación y me prometí que cambiaría, pero costaba, costaba mucho admitirlo, muchos días de llantos y de tristeza.
Hasta que llegó el día que nació mi hijo y desde entonces fue como mágico, veía como mi hijo me necesitaba como nadie en el mundo y que sólo él y mi marido se merecían todo ese amor que llevo dentro y que me empeñaba en dar a gente que no se lo merecía o simplemente no lo quería. De esto hace un año, y aunque a veces me acuerdo de esas personas (es lo malo de la memoria, que no puedes borrar los recuerdos) lo hago desde otro punto de vista, ya no sufro por ellos, ya no me preocupa tener amigos o no, estoy ahí para quien me necesite pero no pienso pasarlo mal por nadie más que no sea mi familia.A cambio me decidí a crear este blog con la intención de ayudar a las madres, en general, desinteresadamente y con toda mi ilusión. Y ek resto de mi tiempo lo dedico a mi hijo y mi marido, a los que adoro y los que de verdad se merecen todo lo mejor de mí.Y es que la maternidad es mágica y logra lo que nada consigue. Mi hijo me hace ser mejor persona.