En suma

( ... ) ya empieza a oler a marzo y llega la vidaal compás de un paso que danza entre la primavera y el duende,tránsito que me envuelve como una enredadera entre sus flores de cerezo y de jazmines, remolinos de sensaciones que vuelan en la clepsidra de un tiempo detenido y volátil.

Cuando llega marzo, se abren los frutos de tu boca en mi piel, se escribe la agenda que nos programará los días que tacharemos en el olvido de los calendarios ya obsoletos.

Cuando ya huele a marzo los días caen como hojas, y los paraguas que hemos guardado en el armario ya no volarán bajo las mentiras de la lluvia de quienes no saben mojarse ni llorarse de lágrimas.

Cuando ya huele a marzo, sentada en este mismo bar, compartiremos el vino con el clochard de quien nadie se acordó este invierno...

Cuando llegue marzo, me regaré en tu boca siempreviva de primaveras.

Y así, haciendo cuentas antes del próximo vuelo, tomo el cuadernillo y trazo una línea vertical en la que escribo lo que me suma y lo que me resta, ytacho y releo.

En lo que suma está la hora de ir a buscar el pan caliente, dejarme llevar por las pasiones, soltar la carcajada limpia con la gente que quiero y no necesita forzarse, compartir canciones a pleno pulmón y con un buen tequila, el desayuno con croissants inesperado, el beso intempestivo, los hoteles que llevan nombres anodinos, la ropa secándose al sol, la miel derramada por los dedos y chorreando por la boca como el calor de un beso, las conversaciones en el bar con los amigos intentando rehacer el mundo, el aroma inconfundible que despierta la niñez con su inocencia, las sorpresas con nombres y apellidos, los aeropuertos que me traen el calor de tus abrazos, los correos con flores y soles, las palabras que resucitan muertos, las miradas limpias y sin trampas, las llamadas intempestivas que aún me descuelgan y ni me recriminan por haberles sonado en sus horas impenetrables, las trombas de agua fresca, la buena literatura sin falsos poetas, tu región primitiva cuando navega en mis caderas, y tu lengua ávida de complicidad y nuestro deseo de no ser siempre los mismos sin dejar de perder la esencia que nos permitió olernos un día, la fuente con agua en la que aplacar la sed, el día nublado por un tibio sol, las palmas de nuestras manos y nuestras bocas reclamando paz y justicia como una línea de vida, o que sortean lunas bajo el puente de Triana, los ángeles que llaman a mi puerta, la gente sencilla, el pan y el vino, el mar y la nada, los días que pasan construyendo mi vida, el día que me conocí en mí, y en todos aquellos yos en los que volví a resucitarme.