Te conocí hablándote de mi pasado, hablándote del daño que me habían hecho y de que no confiaría a nadie más mi corazón. Te conocí un día cualquiera en que los dos estábamos un poco ebrios, pero los dos sabíamos exactamente en qué momento de nuestra vida estábamos.
Me conociste hablándome de lo destrozado que te habían dejado. Me conociste un día que para ti no iba nada bien, un día que no iba a significar nada y que, para mí, terminó teniendo más sentido que cualquier cosa en mi vida.
Nos conocimos por arte de magia, quizás, unidos por aquellos que nos hicieron daño. Si así va a terminar todo cada vez que alguien me hiera, por favor, que haya más villanos en mi vida que hagan que me encuentre contigo al final de la tragedia.