no nos duele la flecha en el pecho
ni el yugo que aprieta en las sienes;
somos nada y de todo los rehenes,
nada por lo omitido y por lo hecho
si todo pensamiento es estrecho
y la nada los sueños que no tienes;
qué importa si me voy o no vienes,
si lloras o si ríes, en un lecho
solo el amor quiere, dentro mío,
ser el sobreviviente
digno de morir nada siendo todo
digno de algún modo
con tu ausencia que espera cual doliente
en un grave rincón de nuestro hastío