Revista Literatura

En una tarde cualquiera de verano.

Publicado el 27 junio 2018 por Alsegar



EN UNA TARDE CUALQUIERA DE VERANO.

Tiembla mi mano cuando escribo sobre mi confuso pasado;
también lo hace cuando escribo sobre el incierto futuro,
inevitablemente más breve conforme pasan los años.
Alardeamos de lo vivido como pozo de sabiduría,
cuando la edad nos enseña que realmente no son más que momentos
en los que la vida se apiada de nosotros
concediéndonos más días de tregua de camino al Final,
instante que siempre llega
cuando ya no queda tiempo para darse cuenta
de la belleza de los amaneceres,
del privilegio del planeta que pisamos y castigamos,
del regalo de poder amar.
Tengo 54 años,
edad suficiente como para haber enterrado
a un buen puñado de seres queridos,
y casi haber olvidado el calor de su compañía.
Es una tarde cualquiera de verano,
hace calor afuera
y estoy sentado frente al teclado
en un cuarto con las paredes color tierra
decoradas con retratos de los grandes del rock
que yo mismo he dibujado,
mudando al disco duro
torpes palabras que fluyen de mi interior,
importantes para mí,
aburridas para la mayoría,
y preguntándome el verdadero motivo
que me ha llevado a escribir este poema.
Confieso que me siento bien escribiendo
bajo las atentas miradas procedentes de las paredes,
de Mercury,
de Jagger,
de Clapton,
de Dylan…
Me reconforta,
me fortalece,
me alivia,
dedicar a esto mis horas de indulto,
o tal vez tan solo sea
porque quiero darme cuenta a tiempo
del enorme privilegio
de seguir vivo un día más.

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