Queda sólo la perseverancia.
El Humano sólo es perseverancia
pues en ello se encuentra su lactancia.
Siempre, siempre está en eterna infancia.
Vulnerable y en la chistosa repugunancia.
Y sin embargo, es sólo pinche arrogancia.
Pretensión y actitud de dizque militancia.
Y he ahí la teta de toda intolerancia.
De esa muy-mortal intolerancia.
¿Pero de esto cuál es la importancia?
De esto, de hecho, la importancia
es que en el acto de la perseverancia,
en la, ojalá, tangible y espiritual vagancia,
esté el cuerpo libre para perseverar, en rimbombancia,
en camino a lo trascendente, como en la quiromancia.
Ahí donde pueda percibir las fragancias.
Y así no caiga en la vida y su redundancia.
Pero ya ve, cae en completa flagrancia.
Ya caído, claro, sólo le queda la perseverancia.
Sobrevivir y construir para sí la ambulancia.
Sí ve, de la vida, esas son las circunstancias.
Y ud ve y hay tanta abundancia...
Y unos pocos con la abundancia...
Al final, verá, todo está en la irrelevancia.
En la nada y su sustancia.
Que, si fuese visto, de la perseverancia
es su otro. Hay que existir, cual extravagancia,
y crear de la vida propia la Resonancia.
Y un día morir, ajá, pero con elegancia.