Revista Literatura

Encadenada.

Publicado el 14 octubre 2011 por Marga @MdCala
La Cadena Ser incluye en su programación de los jueves el concurso “Relatos en cadena”, consistente en relatar una historia utilizando un máximo de 100 palabras (sin incluir frase obligatoria de comienzo). Cada semana eligen un ganador y dos finalistas entre más de 700 microcuentos enviados. Ya sabiendo que no me encuentro entre los elegidos, y para que veáis qué curioso es esto de narrar una historia en tan poco espacio, os traigo el relato ganador de la última semana, así como mi humilde participación. Dudo si volver a concursar o no, porque aunque la tentación me llama… las decepciones me afectan y últimamente ya sufro demasiados desencantos literarios como para aumentar la cuenta de pérdidas. ¿Pero y si ganara, o quedara finalista? Ahí está el quid de la cuestión y lo que -probablemente- me perseguirá hasta que vuelva a escribir y concursar. No tengo remedio, lo sé. Me gustan mucho las letras… ¡incluso las mías! Desde aquí felicito a Joaquín Suárez Guerra, autor de “Un hombre solo”, y espero que a vosotros os gusten ambos relatos. El mío se titula“Plan de fuga”… .
Un hombre solo
-Son las doce horas, un minuto y quince segundos. El hombre colgó con un fuerte golpe. Repetía el mismo mensaje desde hacía más de dos horas, aunque al menos este teléfono respondía. Era el único. Miró la pantalla del televisor, cubierta de nieve electrónica. Desechó la idea de acudir al aparato de radio: sólo emitía un pitido enloquecedor. Se acercó a la ventana cerrada y, mientras se mordía las uñas, vigiló la calle desde sus tres pisos de altura: vacía. Meditó. Con agua corriente y la nevera casi llena, podría aguantar muchos días. Antes de volver al sofá, no pudo evitar mirar de reojo la puerta del apartamento. Plan de fuga . -Son las doce horas, un minuto y quince segundos –susurró-. Un tipo acaba de decirlo y si lo he escuchado es buena señal. Me voy. No puedo con esta claustrofobia, esta humedad… -¿Y nosotros, qué hacemos mientras tanto?-Tú espera a las doce horas y seis minutos, y me sigues. Al calvete que te acompaña le dices que aguarde un poco más hasta que se sienta preparado. Con algo de suerte, los tres estaremos libres para el almuerzo.

-O.K. Ten cuidado al salir. Van armados.

Y a las catorce horas y siete minutos, “El Palanca” y su esposa pudieron abrazar finalmente a sus trillizos, según el plan previsto.


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