Revista Talentos
Pinté la pared de negro y tracé una puerta blanca. Miré por la cerradura: sí, era allí. La empujé, pero no se abrió. Dibujé una llave, la giré y entré. Si en el silencio de la noche oyes una risa, abre la puerta de tu sueño, porque soy yo, esperándote.