… y mantenerlo fresco. Al alcance. Recordar los buenos momentos y archivar los malos. Agradecer la palabra prometida y cumplida. Estar alerta sobre quien, al contrario, la regala en falso con inicua intención. Amar y respetar tu tierra sabiendo reconocer las bondades de la ajena sin envidias, sin resentimientos ni complejos. Agradecer el detalle rosa a pesar del impuesto negro. Responder a la confianza de quien te desconoce pero se acerca amable, y gasta su dinero en tu imaginación. Sonreír a quien se lleva envueltas tus palabras. Marginar la incompetencia manifiesta, tan diaria, tan cansina…
Estrenar sonrisa nueva (¡cuánto tiempo guardada!) al leer el mejor de los mensajes, mientras descansas tomando una cerveza frente a la Virgen del Pilar. Encontrar el placer creyendo lo increíble. Saborearlo de tan buscado. Pasear la alegría por el Puente de Piedra y querer ver a Sevilla en la distancia. Saber de tu fortuna.
Continuar, con humildad, aprendiendo de todo y de todos, porque hasta de los incapaces, de los
Encontrar el placer en la escritura que tienes entre teclas, pero no por ti y para ti (seamos sinceros), sino para que tus personajes y tus historias vivan eternamente, a diferencia de tu persona, y pasen de mano en mano, de lector en lector, agradando, impresionando, sonriendo y emocionando. Encontrarte tú haciendo aquello que más te gusta y ser -de alguna forma- reconocido por tu labor. Tener, además, un compañero de viaje que lo permita y facilite. ¿Se debe pedir más?
Muchísimas gracias por seguir leyéndome y por vuestra compañía.
P.S.: Dentro de poco anunciaré algo que gustará a los suscriptores de esta página. Un regalo por estar…
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