Siente los pies fríos, sonríe. Se levanta, coge unos calcetines largos y espera a que su calor haga efecto. Mientras, se pone esa sudadera vieja con recuerdos en cada hilo.Le gusta volver a la calidez de su hogar tras dar un paseo bajo la lluvia. Le gusta no tener prisa, relajarse con el sonido de las gotas en su paraguas e inspirar el olor a tierra mojada que pocas veces las personas se paran a disfrutar de verdad. Le gusta renacer bajo la lluvia, libre, riendo porque sí y por qué no. Encuentra belleza en estos días. Se sienta frente a la ventana con una café caliente entre sus manos y se promete que hará lo posible para sentirse siempre como en ese momento. Porque sabe que después del frío será más confortable el calor. Porque a pesar de las mil tormentas por las que ha pasado no temerá abrir el paraguas y seguir caminando. Porque sabe que después de un día lluvioso siempre aparecerá un arco iris en alguna parte. Y ella encontrará el suyo.