Encuentra tu pasión es el último de lo hábitos de Zen to Done, ZTD; voy a empezar por él. ¿Por qué? Porque en el resto de los 10 hábitos, sin ser perfecto en ninguno ya tengo bastante avanzado. Además encontrar mi pasión me preocupa y mucho. Quizás también a ti.
¿Reconoces los síntomas?
Me gusta mi trabajo, pero… Esa última palabra, “pero” encierra que hay algo que no funciona. Reconozco que las oposiciones fueron mi tabla de salvación para la crisis, mi bote salvavidas, pero nadie quiere viajar para siempre en un bote salvavidas, aunque sean de lujo.
Estoy bien en mi trabajo, lo hago lo mejor que puedo y hasta puedo decir que soy feliz y es que la felicidad no depende de haber alcanzado la perfección, pero… eso, que me parece que todavía no he llegado dónde debo estar.
Me parecen unos síntomas muy comunes, aunque también puedan verse en grados muchos más severos. Precisamente porque en España el desempleo sea tan alto, hace que mucha gente tenga que conformarse con lo que le toca, y sintiéndose muy afortunada con ello, pero… a pesar de eso siga notando que le falta algo.
Déjame ahora citar del resumen de ZTD1: Si te cuesta ir al trabajo, si lo que haces te parece aburrido o repetitivo debes buscar un trabajo nuevo. Quedarte con este trabajo no solo te hará infeliz, sino que no alcanzarás tu máximo potencial.
En mi caso no me cuesta ir al trabajo; es un hábito muy consolidado. Además el ambiente es bueno y la gente estupenda, lo que siempre ayuda. ¿Aburrido? Algunas veces he de reconocer que sí. ¿Repetitivo? Bueno, soy funcionario en la administración, mi tarea es el papeleo vario, ¿qué esperaba? Pero sobre todo es la convicción de que estoy “diseñado” para otras cosas. Hay algo en lo que no acabo de encajar completamente.
¿Puedo permitirme el lujo de encontrar mi pasión?
Seguramente, si has leído hasta aquí, te estés haciendo la misma pregunta. El, sí, muy bonito si sale bien, pero…
Es un miedo muy real. Fue por perseguir lo que creía firmemente mi vocación —del tipo sacerdotal por más señas— que tuve que buscar refugio en las oposiciones2. De no haber sido por eso, ¿quién sabe?, quizás estaría ahora en paro y arruinado por la crisis, pero quizás…
Basta de recuerdos, vale, puede salir mal, como todas las cosas. Yo que sé, es como querer a alguien, también puede salir mal, pero no me voy a meter a vivir en una cueva. Otra cosa es como vamos a ir asumiendo riesgos. En mi caso, poco a poco. Es lo que sugería Leo Babauta y es lo que aconsejo también yo.
En cualquier caso, ¿que riesgo tiene encontrar tu pasión? Ninguno, mientras no hagas nada arriesgado con ella. Si no me hubiera ido al seminario, ¿qué habría perdido? Nada. De hecho si me hubiera ido en la primera semana, me podría haber reincorporado al trabajo, creo.
Por otro lado ir en pos de tu pasión, siempre tiene consecuencias positivas. Encontré personas, tuve experiencias, aprendí competencias que no podría haber encontrado en ningún sitio. Sé meditar, no al modo Zen, sino al modo cristiano, pero quitando el para-qué se medita —que a veces también coincide— la esencia de la meditación permanece igual. Tuve ocasión de ser voluntario en la cárcel, trabajé en la calle con niños de la calle, en Rumanía; aquí en un centro para niños, también con gente sin hogar, impartí clases, consolé, escuché, viví. En otras palabras, vale, comprobar que uno no acababa de encajar para cura, dolía, y la vuelta al mundo “normal”, dolió más, pero, juntándolo todo, solo me queda decir: raña, raña, raña, eres una araña.
Por eso voy a ahora, otra vez, a buscar mi pasión.
A encontrar mi pasión
Y esta es la parte difícil. Siguiendo los consejos de Leo Babauta voy a dedicar 30 días, comenzando el 16 de octubre a encontrar mi pasión. Voy a hacerlo públicamente, compartiendo algunos posts, dos o tres, supongo, de aquí hasta mediados de noviembre. De momento, lo único que he podido hacer es un poco de brainstorming; del que salieron varias cosas:
- Juegos de rol
- Wargames
- Libros-Juegos
- ¿Resumir?
- Historia
- Ciencia Ficción
- Ficción Interactiva
- Productividad y Minimalismo
- ¿Los haikus?
La sombra del cómo
Inmediatamente me surgió la pregunta del cómo. O sea, ¿cómo podría vivir de esto? Pero es una pregunta extemporánea. En primer lugar porque hasta que no descubra mi pasión no puedo pasar al paso dos, cómo vivir de ella. Y en segundo lugar porque algo sea una pasión no significa que necesariamente pueda vivir de ello. También existe la posibilidad de hacer otros ajustes a mi vida para hacer mi pasión posible sin renunciar a comer.
Por ejemplo, no voy a decir que sea imposible, pero a bote pronto me parece harto improbable vivir de mis haikus. Aunque fueran buenos. Sin embargo, si fueran mi pasión, ¿qué más da? Podría concentrar el resto de mis energías, las que van después de mi trabajo, para mi pasión y evitar que mi trabajo3, en lo posible, interfiera en ella.
La sombra del monstruo
También tengo que luchar contra otra sombra, el verme demasiado pequeño para triunfar. Demasiado chico para intentarlo.
Y es verdad que soy pequeño, pero todos los héroes son un poco hobbits al empezar. Mucho corazón, pero poco entrenamiento, muchos miedos y solo una arrogante ignorancia para afrontarlos.
Si lo intentas tú también, quizás puedas apoyarte en las mismas palabras que me dan fuerza. Que digo palabras, hechos. Resulta que todos los que han llegado a lo alto, lo han hecho a hombros de gigantes4
.
- Véase Zen to Done, un resumen extenso.
- Una historia larga de contar y que, francamente, ya me aburre hasta mí mismo.
- Sí, es cierto, ser funcionario lo hace más fácil.
- Parafraseando, en otros, a Sir Isaac Newton.