Vuelves a leer aquello que escribiste y que tantas ilusiones te produjo, vuelves a tocar los acordes de una canción, vuelves a crear una vida multicolor en un papel blanco y aburrido.Vuelves a sentir que ese don sigue ahí, paciente, esperando a que te alejes de la vida real para adentrarte en ese mundo de arte hecho únicamente para ti, en el que sólo tú sabes cómo manejarlo.
Y es que, a veces, la vida real no nos deja tiempo para desarrollar aquello que se nos otorgó, tanto en los genes como por sorpresa, aquello que una vez que lo descubrimos, nos fue imposible olvidar.Triste es no tener tiempo para ello, pero más triste aún es dejarlo completamente de lado, pensarlo como aquella etapa en la que descubrimos de lo que fuimos capaces de hacer y de lo felices que éramos.
Encuentra siempre unos segundos entre tu rutina para que, lo que te hizo feliz en el pasado, lo siga haciendo en tu día a día, porque nunca sabes la fuerza con la que puede volver a ti.