El secreto del éxito pasa por tener la suficiente energía para desplegar toda las actividades necesarias, con la fuerza necesaria, en pos de un objetivo concreto. Ojo, ¿basta con tener energía? No, por supuesto que no, pero sin energía no se pueden alcanzar objetivos que merezcan la pena.
Sin energía tendremos a nuestro alcance, eso sí, objetivos mediocres; cumplir los mínimos que se exige al ciudadano y poco más. ¿Pero a dónde vamos con eso? Especialmente, ¿a dónde vamos con eso en medio de una crisis?
Desembarazarse de las cargas
La primera medida que debemos tomar es asegurarnos buena salud y buena mente. En cuanto la salud, ejercicio, dieta y preguntar a quién sabe, el médico. En lo que respecta al ejercicio, siguiendo a Leo Babauta, “solo” ponte las zapatillas, “solo” abre la puerta, “solo” da un paso, “solo” corre diez metros, “solo” da este siguiente paso y sigue adelante.
En cuanto a la mente, lo primero es quitarnos de encima al miedo y sus hermanas, la malicia, la codicia y la envidia. Están en nosotros. Están en mí. ¡Tonto el que se crea tan santo como para no esconder alguna dosis de estos venenos en el interior de su mente! Lo que hay que hacer no es negarlas, ni escondernos del miedo y sus hermanas, sino afrontarlas.
Contra el miedo al fracaso, inspiración.
Luchar contra el miedo al fracaso se puede hacer mediante medios sencillos: la música, los libros, la pintura, el cine, los juegos. Buscar aquellos que nos inspiren a alzarnos sobre nuestros propios cadávares. La épica nos resucita, nos levanta de nuestros propios fracasos, y los pone en su lugar, que no es otro que servir de realce de nuestra victoria final. Lo mismo puede decirse de todas las artes.
También debemos buscar amistades que nos eleven. Quien esté con nosotros que crea en nosotros. Rodeémonos, sí, de las virtudes del esfuerzo, del coraje, de la diligencia, la templanza y la sabiduría, a través de amigos que las encarnen. No se trata de buscar entre tus amistades a Juana de Arco, Darwin o Superlópez; sino de encontrar entre la gente corriente de nuestro alrededor; también nuestro alrededor “online”, aquellas personas que breguen por alcanzar este entusiasmo por la vida.
De otra manera, quizás cruel pero necesaria, evitaremos a quien se contente con la mediocridad, con el trabajo mal hecho, con vivir sin sueños, con ir dejar pasando los días sin sentido, porque es fácil que cruel e innecesariamente nos arrastre a nosotros hasta su mediocridad; por lo menos no hasta que estemos seguros de nuestra propia fortaleza. E incluso entonces, porque la mediocridad oxida nuestra mente.
Actividades Sanas
Pero lo primero es fomentar la salud mental y física mediante actividades sanas. Afortunadamente la mente está tan cerca del cuerpo que todo lo que hagamos por nuestro cuerpo lo haremos por nuestra mente y viceverse.
Pasea, corre, salta, ríe, ¡ríe! No hace falta más. Cuida tus pensamientos, que sean positivos y sanos. Deja ir, no luches, contemplálos como las nubes pasajeras que son a los pensamientos que te hunden, te preocupan y te humillan. Medita primero, aprende a meditar despues y medita. Solo siéntate, solo cierra los ojos, o solo pasea, o solo respira. Medita hoy, no esperes a saber. Medita, que ante una mente clara las mentiras huyen.
Por encima de todo, afronta, no huyas de tus propios defectos. ¿Qué ganas con pretender que no eres gordo? ¿Qué ganas con echarle la culpa a la genética? Si tu genética te hiciera gordo, razón de más para cuidarse. ¿Qué tu salud no puede ser perfecta? Pues que sea tan buena como sea posible, no tan male que te arrastre a la esperanza más oscura.
Entusiasmo para el triunfo, ¡ahora sí!
Ahora sí, ha llegado el momento del entusiasmo. Acuérdate de los trenes de vapor. Primero el maquinista enciende la caldera, los fogoneros van cargando carbón a paletada, más, ¡más rápido! cada vez hasta que, por fín, se llega al punto de ebullición. El agua hierve, se convierte en vapor, pero ese vapor todavía no tiene fuerza. Hay que generar más, hay que concentrarlo, hay que seguir echando carbón, cuidando la caldera y entonces, de repente, sin avisar:
¡Bang!
El tren se mueve. Algo tan débil, tan “nada” como el vapor se ha convertido en una fuerza capaz de arrastrar miles de toneladas a cientos de kilómetros por hora a través de un país entero. Y desde entonces todo parece sencillo, ya solo es cuestión de cuidar ese fuego.
La energía vital es como el vapor; no puede generarse bajo el punto de ebullición.
~Douglas Fairbanks
En otras palabras si no emprendemos con todas nuestras fuerzas nuestros resultados serán, como mucho, mediocres. Necesitamos energía para generar energía. Y todos tenemos esta energía, solo es necesario ponerla a trabajar.
¡A trabajar!