Como muchos otros palabros que se utilizan en nuestro sector, el engagement lleva unos 4-5 años (quizás más) apareciendo en cualquier plan que se precie: los clientes lo esperan y los que ofrecemos un servicio de consultoría, sabemos que aporta un valor añadido que si bien en muchos casos se entiende y sobreentiende, está muy bien analizar, reforzar y hasta poner en negrita. Entre las maravillas que me encontré navegando por la red, vi este estudio de Weber Shandwick UK, donde profundizan en el concepto, sus variables, los elementos que lo componen y se marcan hasta una tabla periódica para entender visualmente con qué principios se trabaja a la hora "sacar a ligar" a una marca.
"Salir a ligar", ese es el concepto que me gusta realmente para entender qué hacemos cuando tenemos un cliente, lo abrazamos y lo sacamos a pasear por el mundo. Lo lucimos, que tenga presencia en medios, que se hable de él (bien o muy bien) en redes sociales, que se compre, se admire, se desee, identifique al consumidor, comparta sus valores, de alegrías a los inversores, contenido y significado para la sociedad, implique al mercado donde interactúa... ufff ¿me dejo algo? Agotador. Pero esta práctica requiere de un verdadero enamoramiento, el primero, del consultor que se encuentra con la marca. Y ya puede ser un flechazo porque como tengas que enamorarte poco a poco, casi por obligación, va a complicarte mucho las cosas.
Yo, por suerte, soy muy enamoradiza. Cada vez que trabajo con un nuevo cliente le hago un DAFO de 10 segundos y comienzo a idealizar a mi nuevo compañero. Es como un juego ¿no dicen que la gamificación es la nueva ciencia del engagement? Después de todo ¿no es eso lo que hacemos todos cuando conocemos a quien puede ser nuestro compañero de viaje vital? A mi me pasa con las marcas. Me cuesta perdonar un error -como ya visteis aquí o aquí- pero si se gestionan bien soy una consumidora fiel, una usuaria activa y hasta una influencer evangelizadora si se da el caso. Es un poco como el personal branding pero hacia tus clientes, que son prolongaciones tuyas, tus "hijos" profesionales.
Y es que algunos dicen que el engagement es más emoción que razón. Es una marca que lleva a la locura a sus seguidores -porque una marca hoy en día tiene seguidores, no clientes ni usuarios ni consumidores- que habla de una forma más cercana y transparente en sus redes sociales y conversa como marca (no como persona o como CM), que ofrece información en primicia a quienes la siguen y premia su felicidad con descuentos o premios.
En fin, podría decirse eso de "qué difícil es ser una marca hoy en día".
Entonces, are you engaged? (y no me refiero al compromiso nupcial, al menos no hoy)