Con Bunbury (Zaragoza,1967) me sucede lo mismo que con Calamaro, cuando éste lideraba Los Rodríguez:la infinidad de ocasiones que oí sus canciones vitalistas, despreocupadas y pegadizas.Ya como solista, el músico argentino se decantó por un estilo más maduro, intimista,sombrío y existencialista. Descubrí muytarde a los Héroes del Silencio, gracias a un amigo español-los Andes, no sóloeran escollo natural, hasta eladvenimiento afortunado de internet-. Fuertemente arraigado al rocklatinoamericano, los Héroes me parecían muy lejanos y ajenos, pero con eltranscurrir del tiempo, el ex vocalista de la banda aragonesa, me sorprendegratamente en su aventura solitaria, al igual que Calamaro.
Abunda la música enejemplos de artistas que no se pudieron sacar de encima el lastre de susbandas. Lo raro es hallar músicos que trasciendan mas allá de sus grupos que lesdieron fama. "Necesito un público que me haga crecer como músico, no queme haga tocar toda la vida 'Entre dostierras' y encima como lo hacía con Héroes”. Toda una declaración deprincipios para un artista que se respete a sí mismo.Escucho cadacanción suya-como quien toma un trago- paladeándola con pausa. Siempre valorola música por la impresión que deja en el “paladar” musical, como el trago quese toma por primera vez, más allá de la poesía, la motivación personal y la capacidadcompositora. Más allá del virtuosismo, siempre queda la impresión o sensación, mejorsi vaga o inefable.
No soy partidariode nuevas versiones en la música, pero siempre hallo alguna que me hacerepensar lo afirmado. 'Frente a frente',originalmente interpretada por Jeanette,es en boca de Bunbury, un maravilloso y rasposo intento de poner voz a la constataciónde haber perdido algo definitivamente, o lo que queda, que no sabe a otra cosaque a amargura.
Después dedisfrutar, 'Flamingos', sin duda su mejor disco, noqueda otra cosa que salir a pasear a ninguna parte.
Mi canciónfavorita, es de lejos, a ritmo galopante, 'uncaballo llamado muerte'.