Al borde de un riachuelo que pasa por detrás del pueblo,
los peces nadan serenos viendo gozar sin complejos a
los humanos auténticos. Sin mascaras, ni libros viejos,
sin bufandas, ni amuletos. Y sin decir que ganaremos lo
que no tienen los muertos, la gloria que no lleva al cielo,
desde el anonimato encubierto de la eternidad que en
pretérito vivieron; hecha de sueños no hechos…
En otros tiempos más bellos, sobre otros suelos, viviendo.
Caramba que bien me siento, porque al fin me
comprendieron, yo pretendo a mi destino darle un puerto,
como todo marineros necio. Pero siempre lo recuerdo,
aquí nadie es dios profético, ni más listo, ni más bueno,
ni más serio que el veneno. Aquí nadie sabe para dónde
girará el pescuezo, que se yergue a viento en pecho a mar
abierto; ni los amores remedios, de los adictos al beso.
Y a que nadie sabe donde un cuerpo entero, dejó al
pellejo sin huesos, a la maquina sin frenos y a la mirada
a lo lejos. Y a que nadie sabe dónde encontrar sesos
huecos, ya que justo en la cabeza los metieron, para los
pobres amnésicos. ¡Debilidad que tenemos! Aquí nadie
tiene el don de ser perfecto, porque nadie ha alzado un
premio reconociendo defectos; y sus deseos de perderlos.
¡Mírense bien y griten alto, pues es necesario vencerlos!
Al costado del cementerio de la salida del pueblo, hay
un bosque de maderos secos donde todo huele a leño,
a hierba quemada en celos, a recovecos fundiendo y a
tierra infértil sin estiércol. A banderas que se izaron con
los dedos presos, a las sumas de pasados desprovistos; y
al universo esperando al día acordado, para enviarnos al
carajo sin pensarlo tanto; fuego fatuos, no son santos…
¡Porque un rayo no se truena en vano en el calvario…!
En la jungla troglodita de bolsillo, defenderse suena
indigno y es mal visto, yo me rio, me rio y me tiro al piso
enmudecido. Me aclimato, me diluyo y me pellizco,
reiterando que sumirse es de mendigos. Y vuelvo al rio y
me indigno; y reafirmo que la voz sirve al tintero, que la
esencia vale más que el sufrimiento, que tenerlos no se
cambia por dinero; desangrando la razón sobre lo negro.
Contando quimeras y ensueños, por los senderos de un lienzo.
Picture by Ariel Arias
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