Ella se fijó en los adoquines, como iban cambiando de color a cada segundo.La luz se volvía anaranjada y pedía a la señora un helado de limón.Mientras él hablaba con los gatos en tono cariñosoSus manos se despedían del verano, llegaba septiembreY ya no querías aprender a silbar.La ropa se mecía en sillones de terciopelo azul.
Yo que buscaba entre las ramas de los árboles un trocito de cieloEsperaba a que llegase la luna para hablarle de amores prohibidos,De sueños entre canciones de piano y mesitas de noche con hierros enroscadosY visillos de encaje y poemario especial.Dame un segundo entre ramas de árboles,Acércate a mi lado que quiero enseñarte mi colección de estrellas,Que quiero llenarme de tu arte, contagiarme,Y que se haga de día contando luciérnagas,Y que cuando amanezca se queden tus huellas.