Desde que en 2008 se desatara la crisis financiera internacional, todo el mundo se pregunta adónde vamos con esta crisis y cuándo vamos a volver a la normalidad, sobre todo este año. La verdad es que el panorama no pinta bien. Y parece que las cosas todavía se van a poner un poco peor, aunque con suerte será ya para tocar fondo y empezar a despuntar. España, como tantos otros países en Occidente están intentando a la desesperada lanzar iniciativas para paliar los efectos de la crisis. ¿Funcionarán? ¡Quién sabe! Hay economistas que apoyan las dos tendencias fundamentales para combatir el estado actual: recortes o aumento del gasto.
¿Qué es lo que esta pasando a nuestro alrededor? ¿Cómo va a afectar esto a las PYMES? ¿Por qué debería preocuparnos? Vayamos por partes.
Primera parte: Cigarras
Seguro que recordáis el cuento de la cigarra y la hormiga. El cuento siempre nos enseñó a respetar a la hormiguita por su buen juicio y a desdeñar a la cigarra por falta de previsión. Pues bien, desde un punto de vista económico muchos creen que son realmente las cigarras las que nos van a sacar de este agujero.
Todo el mundo conoce la interpretación Keynesiana de la economía que considera la inversión publica como un “estabilizador” de la economía. Cuando el sector privado no obtiene beneficios se inhibe de hacer inversiones y prestar dinero a negocios y particulares y esto a su vez reduce el crecimiento, creándose una espiral negativa que nos llevaría al estancamiento. La inversión pública es capaz de compensar la reducción de inversión privada y mantener al motor del país al ralentí evitando que se quede ahogado. Esto parece que tiene sentido.
De hecho si viviéramos en el vacío podríamos seguir pidiendo préstamos e invertir en el país hasta que por fin el motor se pusiera en marcha de nuevo.
¿Cual es el problema de esta teoría? Que España (y otros países) se han endeudado hasta los dientes para apoyar el crecimiento económico de los últimos 10 anos. Y ahora es difícil saber cuánto más podemos endeudarnos o si podemos en modo alguno aumentar nuestro nivel de endeudamiento.
La deuda de las administraciones publicas en España supera ya los 600 mil millones de euros (57% del PIB). Y esto, ¿cómo nos afecta? Bueno, la verdad es que la cantidad y el porcentaje con respecto a la economía en su conjunto no tiene ningún significado real, lo realmente importante son las expectativas de los grandes inversores extranjeros en nuestro país, y éstas no están todavía para tirar cohetes.
Hace muy poco el gobierno lanzo al mercado 1.300 millones en deuda que vendió con facilidad a los mercados. Esto es buena señal, parece que los inversores confían en el país. Nos compran la deuda en unas condiciones un poco mejores que hace meses (al 5% de interés en vez del 6% en junio). Sin embargo, dentro de los países de nuestro entorno, estamos en una situación de gran desventaja. Mientras que EEUU, Francia y Alemania han salido de la recesión (o eso dicen), en España seguimos convalecientes. La deuda que los inversores pueden fiar a Estados Unidos es mucho mayor de lo que van a estar dispuestos a fiar a nuestro país. Y además, van a estar más alerta. A la primera señal de “peligro” pueden sacar su dinero y crear el caos (algo que ya vimos en Grecia y que parece que va a pasar/está pasando en Irlanda y Portugal).
Es decir, gastar más allá de nuestras posibilidades para arrancar la economía, aunque tiene sentido, parece que no va a ser posible, al menos a corto plazo.
El gobierno va a tener una capacidad muy limitada de aumentar el negocio de todas las PYMES del país y además va a necesitar aumentar la presión fiscal para poder gastar más y empujar la economía adelante. Esto no nos va a ayudar mucho.
Pero si la solución no va ser gastar, entonces, ¿qué nos queda?
Continuará…
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