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Entre el clima y el cine, o Una comedia romántica que no se espanta

Publicado el 19 noviembre 2009 por Elchapa
Está raro el clima en Buenos Aires estos días. Si bien es cierto que yo nunca la pego y salgo con buzo cuando hace calor y con traje de baño y remera de manga corta cuando hay frío, lo que está sucediendo es que está habiendo extrañas variaciones entre el viento y la lluvia, que enrarecen este verano que comienza. Cierro la ventana a la noche, pero no porque siento que el viento la va a romper, sino porque las luces de los relámpagos molestan para ver una buena película en la televisión. Es más, los relámpagos anuncian una lluvia que a veces llega horas después. La lluvia, muy fuerte, acompañada o no con el viento, da lugar apenas termina al calor que nos está atormentando a los estudiantes en las semanas de parciales (LO QUE ESTA COSTANDO LA RECTA FINAL!).
Entre el clima y el cine, o Una comedia romántica que no se espantaPero por suerte siempre está el cine, con su entorno agradable y la posibilidad, siempre bienvenida, de que la realidad se cruce con la ficción. Porque así como en Buenos Aires, varía el clima –que es más un estado de ánimo- en la comedia romántica de Marc Webb, “(500) Days of Summer”. Con la traducción (“500 días con ella”) se pierde un poco el juego del doble sentido del título y algunas referencias que se dan en la película debido a esto, pero lo que no deja de estar claro es este pasaje constante de estado de ánimo: de la más tempestuosa lluvia al más pleno sol, un dibujo que nos indica qué día de los 500 del título estamos viendo nos traslada directamente a la expresión acorde de Tom (Joseph Gordon-Levitt), el protagonista de la historia.
El asunto es sencillo: Tom se enamoró de una chica llamada Summer (Zooey Deschanel) y, durante 500 días, vivió la relación más intensa de su vida. Acá es muy importante hacer hincapié en cómo la vida nos va configurando y en cómo, por más que no lo creamos ni nos demos cuenta, definimos nuestra personalidad bastante temprano en la vida. Las personalidades de Tom y de Summer son peculiares, y un narrador con una de esas voces que relatan cuentos de hadas nos las describe con imágenes que las acompañan de maravilla. Cómo es cada persona es algo que ustedes descubrirán al ver el film. Por lo tanto, aunque no les contaré eso si me interesa destacar que los personajes se mantienen fieles a estas personalidades durante todo el film, y es así que terminan orientando sus decisiones; las buenas y las malas, las felices y las devastadoras.
Unas letras en una pantalla negra al comienzo lo dejan bien claro: “Esto no es una historia de amor”. Esas letras, el tono de voz del narrador que mencioné y el modo en que las imágenes acompañan lo narrado –especialmente cuando lo que sucede no tiene que ver con el presente de la historia en cada momento particular- son algunos de los recursos que el director Marc Webb sabiamente emplea para hacer de “(500) Days of Summer” una película muy especial. Le decimos ‘comedia romántica’ a su género por una mera convención, pero lo cierto es que la naturaleza del film es tragicómica y cumple entregando buenas dosis de ambas vertientes.
Leí un comentario de Alan de Humor por horas que hacía referencia a esta película como una muestra más de la “larga sombra de Woody Allen”. Él no lo decía como algo malo, y me tomo la libertad de detallar la idea, principalmente porque la comparación es inevitable. Woody Allen, o su personaje Alvy Singer (ya hablaba yo en alguna crítica de que eran lo mismo) comenzaba “Annie Hall” hablándole a la cámara; hablándonos a nosotros. Este recurso, propio del interés de Allen por el psicoanálisis y expresado profundamente en un film dónde además de analizarse frente al espectador su personaje se analiza con un psicólogo, es tan delicado que se repite con menos frecuencia de lo que creemos. Fundamental para aquella película también era el recurso del salto temporal, así como el trasfondo de una importante ciudad (cuando no con Allen), el énfasis en la conversación de los protagonistas y el paro del tiempo para que Alvy volviera a dirigirse a la cámara en diferentes momentos para analizar situaciones. Este análisis era casi siempre individual, pues Alvy era un personaje que solo se entendía con él mismo.
Es como si Scott Neustadter y Michael H. Weber, guionistas de “(500) Days of Summer” hubiesen tomado todos estos elementos para deformarlos y, de ese modo, reformar el género. Esto quizá es un poco extremo, pero a mí me gusta pensar a “Annie Hall” casi como un género en sí misma; un tipo de, si se quiere, comedia romántica que no se hace más. He aquí lo positivo del comentario de Alan y a lo que me adhiero: hay que seguir la sombra de Allen, porque aquella vieja película es un tipo de cine que no se hace más. El desafío ante el que no se espanta la película que analizamos es el de no quedarse pegada. Porque les aseguro: “(500) Days of Summer” no es tan original, pero combina tantas cosas, le da una vuelta de tuerca a otras y lo hace tan bien que se vuelve instantáneamente inolvidable.
Entre el clima y el cine, o Una comedia romántica que no se espanta
Volvamos a los recursos. El director Marc Webb, cuya experiencia previa se remonta a videos musicales, por suerte entiende de recursos inteligentes, y además entiende de cine y de perspectiva. Hay que empezar por el hecho de que la relación de los protagonistas de “(500)” es moderna. Escuchamos a los personajes decirlo, está claro desde el montaje y la puesta en general, y es una clara diferencia con “Annie Hall”, por más que allí los personajes fueran excéntricos. La excentricidad no siempre es sinónimo de modernidad. Si pensamos en Tom y Summer, la música que escuchan y que los identifica (desde la historia y desde la banda de sonido, en un film que no se destaca por el trabajo de sonido) es moderna, sus charlas son menos, en cantidad y en profundidad, que las que tenían Alvy y Annie; pero las cosas que hacen son las que establecen esta idea de modernidad. Hay una secuencia en la que ambos visitan una tienda de modelos de casas. Se pasean por baños, cocinas y habitaciones de mentira, y el poco –pero ingenioso- diálogo deja clara la menos que clara idea de la relación que están emprendiendo.
Por otro lado, el recuerdo. Tom la recuerda a Summer todo el tiempo. Lo vemos el día que la conoce, nos adelantamos 300 días, volvemos al día número 8 y así. Estos saltos, desde ya menos lineales que en “Annie Hall”, se combinan con una variedad de recursos que Webb pone en juego para conectar con el espectador. Tom habla frente a la cámara pero no nos habla a nosotros. Esta impredecible pero efectiva disposición, que nos lleva de un plano en el que el protagonista está hablando de Summer con su mejor amigo (hay dos, ya vamos con eso), a otro en el que de repente se dirige a la cámara, no es para nada arbitraria y tiene que ver con la perspectiva. Cuando digo que Webb entiende de perspectiva, hago referencia a, probablemente, la más clara similitud de su película con la de Allen: el punto de vista. Aquí el punto de vista es único, y es de Tom (en “Annie Hall” no era otro que el de Alvy), que recuerda, que piensa que evalúa, que discute con él mismo y con sus amigos. Sus amigos son dos: Paul, de toda la vida (Matthew Gray Gubler, de “Criminal Minds”); y McKenzie (Geoffrey Arend), un divertidísimo compañero de trabajo. Ambos están como figuras que rondan en el film, pero en parte también son casi instrumentales. Sus historias personales no están para nada desarrolladas y aparecen en pantalla más que nada cuando Tom necesita discutir un tema o compartir algo de su relación con Summer. Los consejos, naturalmente, se dejan oír. Y este es el mismo rol que cumple su hermana Rachel (una tierna interpretación de la niña Chloe Moretz), con quien Tom comparte charlas de dos minutos que parecen mínimas sesiones de terapia. Los consejos de la pequeña son realmente atinados.
En fin, así de fuerte es el punto de vista en “(500)” que los recursos terminan adaptándose a él. Volviendo al recuerdo, hay una particular secuencia de imágenes que tiene que ver con Summer y que es recordada de dos maneras completamente opuestas en diferentes momentos del film, para acompañar el estado de ánimo de Tom; hay películas que ve en el cine que de repente lo encuentran como protagonista, aunque esté hablando en francés; hay varias versiones de los momentos vividos –que, para ayudar al espectador, son pocos y se repiten- junto a Summer cuando le toca recordar toda la relación; hay hasta extrañas reflexiones de sus mejores amigos acerca de “qué es el amor”, que aparecen perfectamente encajadas en el momento justo; hay un uso –no abuso- de la arquitectura de la ciudad de Los Angeles para acentuar ciertos momentos (el personaje de Tom es arquitecto)...Y no me quiero olvidar de una secuencia que compara una vivencia “real” de un lado de la pantalla (un típico split-screen, pero pocas veces tan bien usado dramáticamente) con la vivencia de las “expectativas”, de Tom por supuesto.
Entre el clima y el cine, o Una comedia romántica que no se espanta
Sin embargo, la más acertada muestra de todo esto involucra una canción llena de sonrisas, con un baile en el medio de una plaza al que mucha gente se suma, pajarito azul animado incluido. Es una excelente secuencia que vale el precio de una entrada de cine. Precio que los actores también hacen valer. Porque no hay mucho que decir acerca de las interpretaciones en este tipo de films, y si bien “(500)” no es típica en su concepción, la situación se aplica de la misma manera.
Para dar a entender el caso, traigo a cuento “Eternal Sunshine of the Spotless Mind” (aquí mi crítica), bellísimo film que tampoco era una tradicional historia de amor y que contenía varios saltos temporales (dejamos hasta acá las comparaciones porque no son tantas y no vienen al caso). Ambas actuaciones principales eran magníficas, pero fue Winslet la que se coló en las nominaciones al Oscar junto al guión de Charlie Kaufman. No sé ni por qué hablo de premios...Estoy tratando de dejar claro que este film cuenta con dos interpretaciones estupendas que seguramente pasen desapercibidas, a excepción de alguna nominación a los Globos de Oro, tanto para Deschanel como para Gordon-Levitt. En esa categoría de mierda llamada 'Comedia o Musical', también “(500) Days of Summer” va a estar nominada. No lo duden. Después de todo, puede que sea una de las mejores películas del año. A Mariano Masci también le gustó mucho: aquí pueden leer su crítica.
---La nota? Agus, te dejo el trabajo :P
PD: Espero que realmente les guste este post porque se los dejo un poco más de una semana...estoy hasta el cuello de estudio.

Saludos Sospechosos!

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