Nómadas de sentimientos errantes que se confunden entre la espesura de un jardín mal cuidado. Ajenos a las miradas de aquellos que tienen un techo donde resguardarse de la lluvia, el frío y el viento.
Un jardín, lleno de maleza, de arbustos de colores pálidos, apagados y agónicos por falta de sustento, por el hambre que da un sueño, incumplido en el tiempo. Por la sed y el ansia de llenar sus raíces de alegría y vida. Por la necesidad de encontrar algo a lo que llamar hogar