La química, la chispa, ya se ha disuelto en los viejos daguerrotipos, sólo quedan remordimientos, análisis mentales, resquicios de puertas que más vale no volver a abrir. Intentamos exhalar el aroma y el oxígeno que contamina el aire que respiramos o evaluar el óxido de carbono que alimenta el dolor en los pulmones. Y la vida en esa mitad de aceros temporales y de distancias que se diluyen cuando los peces huraños, como pirañas (qué poco me gustan los peces) nos muerden la paz y la calma en el remolino equidistante de un mar despojado de su marejada y de sus olas bravas, nos sentimos como peces muertos, a la orilla de cualquier nueva tempestad.
Entre la piel y los huesos.
Publicado el 22 septiembre 2013 por Evamric2012La química, la chispa, ya se ha disuelto en los viejos daguerrotipos, sólo quedan remordimientos, análisis mentales, resquicios de puertas que más vale no volver a abrir. Intentamos exhalar el aroma y el oxígeno que contamina el aire que respiramos o evaluar el óxido de carbono que alimenta el dolor en los pulmones. Y la vida en esa mitad de aceros temporales y de distancias que se diluyen cuando los peces huraños, como pirañas (qué poco me gustan los peces) nos muerden la paz y la calma en el remolino equidistante de un mar despojado de su marejada y de sus olas bravas, nos sentimos como peces muertos, a la orilla de cualquier nueva tempestad.