Es curioso cómo socialmente el vínculo madre-hijo a veces parece asustar. Hay un miedo a criar "seres dependientes" producto de la intensidad de ese vínculo; tan grande y enquistado está ese miedo que luchamos para evitar caer en semejante problema. El mundo necesita que los niños se vuelvan independientes de manera urgente. Al menos, independientes de sus madres, porque esa es la dependencia que preocupa.
¿Qué madre no escuchó a los 4, 5, 6 meses de su bebé, el consejo de salir más, de volver a trabajar (si es que aún no lo ha hecho), de hacer alguna actividad que la separe algunas horas de su hijo porque "a los dos les va a hacer bien"? ¿De dónde sale esta creencia? ¿Cómo a un bebé, cuya vida depende de su madre le va a venir bien separarse de ella a esas edades? Porque la naturaleza indica que las hembras amamantemos a nuestras crías y aunque le demos el biberón, nuestras crías no lo saben y su instinto de supervivencia les indica que mamá es la responsable de mantenerlos con vida.
¿Y por qué creemos que a la mujer le hará bien también dejar a su bebé? La dependencia es en realidad una co-dependencia, porque la madre -especialmente una madre puérpera- necesita estar con su cría tanto como su cría necesita estar con ella. Ambos se necesitan porque están fusionados emocionalmente y es fusión durará un par de años, disminuyendo su intensidad paulatinamente, mal que le pese al resto del mundo. Lo que la madre necesita es, en realidad, compañía, tribu, red, pero no separarse de su hijo. No estamos diseñados para criar en soledad, pero ese es tema para otro post.
Volviendo al punto, nos empeñamos en buscar alguna forma de separación. Para que la madre se despeje, para que no pierda "su identidad", para que tenga su espacio, para que no deje de ser mujer además de madre, y claro, para que vuelva a ser parte de la rueda productiva... y el bebé también debe empezar a separarse porque necesita socalizar (¿?) y forjar otros vínculos...La publicación sigue y yo sigo de acuerdo con cada uno de sus párrafos, pero dejo ahí la transcripción.
A mí sí me sugirieron, varias veces, "separarme un poco". También me promocionaron lo bueno que sería que mi niña "socializara". Afortunadamente, siempre me ha quedado claro que entre más juntitas, mejor, y que son los demás los que necesitan que el bebé socialice: las criaturas, para nada.
B se hace capaz de un montón de cosas cada día, lo que me hace más y más entrañables esos -numerosos- momentos en los que no quiere que la deje. Necesito dejarla, sin embargo, para cocinar, orinar, lo que sea, y cuando se conforma pronto de quedarse en su tapete, y no solo se conforma sino que se interesa en lo suyo y se queda a gusto, siento una orgullosa satisfacción que al mismo tiempo es una dulce melancolía, porque he dejado de ser todo su mundo.
Así que, ¿de verdad es tan terrible que por unos cuantos meses en una vida de décadas, mamá y bebé sean uno mismo? ¡Se pasa volando! Si lo que se quiere es que la persona crecida sea autónoma, de lo mejor que puede hacerse es nutrirla con todo lo que le haga falta en esa etapa que estructura su forma de estar en el mundo.
Si la mamá es quien necesita "aire", por lo que sea, pues ya es otra cosa, cada cual es como es. A mí me vino tan bien la borrachera de nuestro vínculo, que me dejé ir completa. Curiosamente, nunca me he sentido más plena como mujer (como mujer, aparte de madre).
Silvia Parque