Con el balcón y la ventana abiertos...
anduve por las primaveras que aún andan colgando la flor de nuestros cerezos, y perfuman de todos los azahares mil jardines resecos.
Arrancamos juncos, salteamos lagos, le vendimos los ríos a Manrique, en una cruz, llorando las muertes de nuestros padres, y le robamos las olas a todos los océanos, y así, deletreándome en mil diccionarios perdió hasta mi significado, y yo, su nombre, desatándolo, desde mi libertad hecha mil nudos, navegando por nuestros mares de n adie... de China, en el suspiro de un instante.
Ligeros, leves, con la fragilidad de las alas con las que alzamos cada vuelo...