Mi mamá me silbaba cuando llegaba del trabajo. Cuando nacieron mis hermanas, eso siguió estando entre ella y yo; quiero decir: solo entre ella y yo. Hay algo que nos gusta de la exclusividad.
Cuando crecí -y ya no me silbaba-, a veces me dejaba notas; por ejemplo, en ocasión de algún examen. Supongo que se las habrá dejado a mis hermanas también; pero sus notas para mí decían algo solo para mí.
Lo recordé de pronto, mientras recogía la cocina.
Silvia Parque