Extraído del libro de Roberto Bolaño, "Entre paréntesis", pág. 155.
Entre la nómina de numerosos autores/libros que menciona Bolaño -y que constituye una auténtica guía de lectura- no faltan nombres de autores casi desconocidos, como es el caso de Pezoa Véliz. Leyendo este texto, uno no sabe si está ante un autor real o ante uno de esos personajes bolañianos, solitarios y asociales, pero con una determinación heroica. Obsérvese el sarcasmo que recorre el texto (también el resto del libro), especialmente en la tunda de estacazos que le cae al "especialista" Armando Donoso. En cuanto al poeta Pezoa Véliz, a pesar de que también recibe estopa la mirada de Bolaño hacia él no está exenta de ternura.
"PEZOA VÉLIZ
Pezoa Véliz sin duda es el poeta menor por excelencia del Parnaso chileno y también uno de los más misteriosos, empezando por su apellido, que algunos escriben con z y otros con s. Armando Donoso, uno de los primeros especialistas en su obra, aunque aquí la palabra especialista sin duda es excesiva dice de él, de entrada, que era un mal poeta, autor sólo de tres poemas pasablemente buenos. Después lo trata de haragán, de plagiario más o menos consciente, de trepa y oportunista, aunque por otra parte se demora más de dos páginas en desmentir la fama de bastardo o hijo natural que pesaba sobre el poeta y que Armando Donoso, basándose en unas cartas, aclara con más voluntad que objetividad.
En el Chile de 1927, fecha de edición de las Poesías y prosas completas de Carlos Pezoa Velis (Nascimento, con recopilación y estudio de Armando Donoso, que entonces, es de suponer, era alguien y ahora es nadie), a diecinueve años de la muerte del poeta, ocurrida antes de cumplir éste los veintinueve, ser bastardo o no ser bastardo no era una cuestión baladí. Y el tal Donoso se aplica a su argumentación con una energía que hoy más bien parece un ataque de nervios. Con historiadores de ese calibre casi es preferible el olvido.
Sin embargo, y en esto no yerra Domingo, hay hechos insoslayables. Pezoa fue pobre toda su vida. Tuvo una madre que más que madre era una maldición gitana. Su educación fue mala. Su poesía adolece de casi todos los tics del modernismo y de pocas de sus virtudes. Su relación con las mujeres fue complicada. Su relación con la sociedad fue imposible: Pezoa, en el fondo, a la manera de tantos escritores, sólo quería medrar, aunque para llegar a ese punto tuviera que pasar por etapas tan contradictorias como el anarquismo, que lo sedujo, y por la burocracia, en donde encontró la paz de espíritu, un sueldo, las necesidades cubiertas, algo de tiempo para escribir. Las historias que lo sobreviven son de aquellas que hacen llorar: un Chile en blanco y negro, como si el país nunca hubiera existido.
Pero escribió más de tres poemas (tal vez seis o siete) bueno, y uno de ellos, "Tarde en el hospital", posiblemente poco antes de morir, auténticamente bueno. Y allí sigue, encamado, el melancólico Pezoa Véliz."
Por curiosidad, he buscado el poema mencionado:
Poema Tarde en El Hospital
de Carlos Pezoa Véliz
Sobre el campo el agua mustia
cae fina, grácil, leve;
con el agua cae angustia:
llueve
Y pues solo en amplia pieza,
yazgo en cama, yazgo enfermo,
para espantar la tristeza,
duermo.
Pero el agua ha lloriqueado
junto a mí, cansada, leve;
despierto sobresaltado:
llueve
Entonces, muerto de angustia
ante el panorama inmenso,
mientras cae el agua mustia,
pienso.