Entre vanidades caminamos.

Publicado el 15 septiembre 2010 por Sanchez

«La Vanidad es, sin duda, mi pecado favorito».
¿Te acuerdas de esta frase? En la película «Pacto con el diablo», Al Pacino (en una de las mejores representaciones de la figura del diablo que se ha hecho en el cine) la menciona varias veces.
Desde luego, si el diablo necesitase la vanidad para adueñarse del mundo, hoy lo tiene fácil porque está presente en el día a día de todos, comenzando por los políticos que se creen poco menos que Dioses o seres inmortales ante el ‘populacho’ al que, en muchos casos, tratan como a idiotas e ignorantes. Para ello sólo tenemos que abrir un periódico, escuchar la radio o ver la televisión, no importa el día, siempre encontraremos ejemplos de ello sin necesidad de escoger mucho.
Sin embargo y, por desgracia, se contagia y este ‘mal’ se ha extendido entre todos nosotros como una plaga.
Hemos pasado de una humildad excesiva o un orgullo disimulado, a creernos sabedores y eruditos en todos los temas, no importa la materia, creyendo que nuestras ideas, pensamientos, sentimientos o experiencias son la verdad absoluta.
Claro, a nadie le puede extrañar que viendo la estupidez que reina en la mayoría de los personajes que están al ‘mando’, los demás comencemos a experimentar dichos síntomas para terminar como ellos, convertidos en seres que no utilizan la razón ni el cerebro (el cual se les presupone), sino la codicia, el egoísmo y la prepotencia para terminar creyéndose héroes nacidos para salvar pueblos, ciudades o países.
«Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según se piensa es aún más difícil», Honoré de Balzac.