Alaska, 20 de octubre de 2010,
Una entrevista, ya lo he dicho en algún otro momento, empieza mucho antes de que el entrevistado entre en mi despacho. No es sólo la preparación previa, mirar el expediente, saber qué información se quiere transmitir, si es que no se trata de la primera visita. Todo eso. Es también la preparación del espacio. Una mesa llena de cosas puede arruinar una entrevista. La mía, hoy, -teléfono, ordenador, teclado, botella de agua, botecito para bolis, mouse, dos móviles, libreta- es una invitación al fracaso. Y está la posición. Esta mesa tiene unos cajones a la derecha que me obligan a sentarme siempre escorado a la izquierda. La pantalla del ordenador, por una cuestión de cables, está situada a la izquierda de mi mesa, lo cual es cómodo para que yo escriba (recuerda: me siento a la izquierda) pero obliga siempre al entrevistado a sentarse a mi derecha, para no quedar tapado por la pantalla. Con lo cual siempre que hablo, lo hago cruzado al entrevistado (donde la palabra cruzado significa lo que tú, lector, quieres que signifique). Como cuando en un restaurante dejas la chaqueta en la silla que está enfrente de tu acompañante y te sientas en la otra. Es raro y entorpece la comunicación, por eso te apresuras a corregirlo.También he comentado, en alguna ocasión, la importancia de utilizar accesorios en entrevistas difíciles o comprometidas. Caramelos, agua, folios para el entrevistado, etc. Cuando hago mediaciones familiares lo tengo muy en cuenta porque sé que pueden darse situaciones tensas. Ofrecer agua a los entrevistados no es sólo una cuestión de cortesía. Sirve también para administrar los tempos, para relajar, para coger aire. Es un tiempo muerto cuando la situación se nos va de las manos. Es cambiar de tema. Y es remojar el gaznate, por supuesto, cuando las cuerdas vocales de nuestro entrevistado están a punto de quemarse y sus sienes van a estallar. Es también administrar el silencio. Es ese, ¿le sirvo un trago?, que tanto hemos visto en las pelis, cuando el prota llena parsimonioso el vaso de whisky, mientras va pensando en su réplica.
Una entrevista es una cosa tremendamente delicada. A veces uno no sabe porqué se va al garete cuando parecía que lo tenias chupado. Sólo cuando se cierra la puerta y miro exhausto a mi alrededor, percibo los pequeños detalles de la derrota. Hoy no eras tú. Ni él, ni ella. ¡Era la mesa, idiota!. ______________________________2.0
La gente (¿quién es la gente? me pregunto siempre que abuso del concepto) tiene ganas de participar. Hace poco colgamos este artículo de El País, El Senado propone sacar a los más pequeños de los centros tutelados, en el facebook del CEESC, que ha originado un interesante debate. También en el blog del CEESC estamos preguntando a los educadores por temas como las funciones o los sueldos.
El 2.0, lo que quiera que eso signifique, permite intercambiar impresiones rompiendo las distancias y el corporativismo. Inaugura una forma de comunicarse entre profesionales que no tiene vuelta atrás, aunque ahora sólo estemos utilizando el 1% de sus posibilidades.
http://factorialossanchez.blogspot.com