Entrevistar no es exactamente lo mismo que interrogar. Aunque a veces sí que lo sea. Conozco a educadores que cuando se ponen dan miedo. A veces, incluso, he oído a profesionales que se han puesto de acuerdo en en que uno haga de "poli bueno" y el otro de "poli malo" en la entrevista. No me negarán que nuestro oficio se alimenta a veces del cine. Mientras uno reparte hostias al entrevistado, el otro le ofrece un cigarro: canta chaval, que este tío te va a matar.Además, como ahora, por necesidades imperiosas, hay una regresión hacia lo asistencial (no seré yo el que reniegue de lo asistencial ni le ponga eufemismos que lo maquillen), y como, además, la administración no tiene ni un duro, pues hay cierta presión para que descubramos el fraude en algunos usuarios que piden ayudas. Nadie sabe nunca sí hay mucho fraude o no lo hay, pero es duro que alguien te mire tu informe social y te diga, con cara de perdonavidas: te la han vuelto a meter doblada, nen. En nuestro departamento de I+D estamos ideando una silla de la verdad, para hacer algunas entrevistas. Sencillita. Cuando el usuario diga: "en mi casa no tengo televisión de plasma", o "no me he tomado una cerveza en el bar en los últimos diez días", por decir algo, y la máquina determine, con voz cavernosa: "ESO ES........MENTIRA" (sí, sí, la máquina está tan bien parida que tendrá sus segunditos de suspense, como en la tele) , cuando la máquina determine que el usuario está mintiendo, digo, le soltará una descarga del copón, de tropecientosmilvoltios, o así, que lo dejará frito y sin ganas de volver a engañarnos. A mí la maquinita me irá de muerte, porqué, verán, yo es que cuando estudié nadie me preparó para descubrir según qué cosas. ¡Que va!, mucha pedagogía, mucha empatía, que si el Freire y el Pestalozzi, pero, joder, de retorcerle el brazo a alguien hasta que cante la Marsellesa, nada de nada. Y ya hubiera molado, ya. Pero es que en la universidad te engañan. No te preparan para lo que te viene. Por eso se me da fatal. Que está bien que si hay fraude se descubra ¿eh?. Otra cosa es que yo sea capaz de hacerlo, que soy tan ingenuo que me creo todo lo que me dice el entrevistado. Y si me traen papeles, nóminas o declaraciones de renta , pues entonces ya caigo rendido a sus pies. Incapaz de ir más allá, me lo trago todo. Me engañan , fijo. Como sabueso soy un perfecto inútil.En fin, a ver si me viene alguien de prácticas y le pongo con el botón de las descargas, que a mí me da no sé qué. Según el experimento de Milgram, seguro que cumple las órdenes de una autoridad deontológica y epistemológica como yo. Y si no, lo suspendo, tú, por escrupuloso.
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